jueves, 29 de octubre de 2009

LA LLAVE DE LA FELICIDAD

Si alguien nos dijera que existe una llave que abriría las puertas de la felicidad ¿Quién no intentaría buscarla?

Esa llave existe; pero para que nos pueda abrir esa tan deseada puerta, hay que darles tres vueltas.

La primera vuelta consiste en abrirse a la CREENCIA de que Dios existe y también en algo, porque si no se cree en nada, “apaga y vámonos”

La segunda vuelta es para entrar de lleno en la ESPERANZA de que Dios, como Padre, nos quiere, nos sostiene y nos ayuda en todas las adversidades.

La Divina Providencia existe y debemos esperar, contra viento y marea.

Para la desesperanza siempre hay tiempo, porque mientras hay vida, hay esperanza, sobre todo si al dar la primera vuelta de la llave y nuestra FE es ciega, se podrá tener la certeza de que después de esta vida nos espera una ETERNA FELICIDAD.

La tercera vuelta, que es la más difícil porque nos introduce, no en un AMOR cualquiera, como sería el “Hacer el amor” y otros similares, tan adulterados y denigrados, sino en el amor que propuso San Pablo a los Corintios (Cor.13-4)

LA CARIDAD es Longánime (Grande y constante)
Es benigna.
No es envidiosa.
No es jactanciosa
No se hincha.
No es descortés.
No busca lo suyo.
No se irrita.
No piensa mal.
No se alegra de la injusticia.
Se complace en la verdad.
Todo lo excusa.
Todo lo cree.
Todo lo espera.
Todo lo tolera.
LA CARIDAD Jamás decae.

Si algún día el AMOR desapareciera y sólo reinara el odio, el mundo desaparecería.

El que sea capaz de dar estas tres vueltas en su totalidad, conseguirá la AUTÉNTICA FELICIDAD, Difícil; pero no imposible.

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