sábado, 3 de agosto de 2013

¡¿Cómo es posible que JESUCRISTO esté en la EUCARISTÍA y no lo SINTAMOS'?!


          Si Alguien se queja de que su lámpara no luzca, a sabiendas de que no la tiene conectada con la red, es que está loco.

La energía corre día y noche por los cables; pero si no sabemos o no queremos conectar, difícilmente tendremos luz.

Entramos en la iglesia, nos arrodillamos ante el Santísimo y como si nada. 
¡¿Cómo es posible que Jesucristo esté allí día y noche y no lo sintamos?! ÉL permanece en el Sagrario, como la energía, esperando que conectemos con ÉL

         Una cosa es tener dinero, y otra saberlo gastar para disfrutarlo. Lo mismo nos puede suceder en lo espiritual. Una cosa es tener fe y otra saberla vivir para TENER a DIOS.

         Ante un Dios Sacramentado, que ni vemos ni sentimos, tenemos que poner mucho de nuestra parte agudizando el ingenio.

¡¿Cuántos malos pensamientos nos entran por la cabeza que nos hacen obrar el mal?!, pues meditemos las siguientes palabras de Jesucristo:

         “El que come mi carne y bebe mi sangre, mora en MÍ y YO en él”
“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”
“Venid a MÍ, todos los que andáis angustiados con trabajos y cargas y YO os aliviaré”
“Si alguno me ama y guarda mi palabra, mi Padre lo amará y vendremos y haremos morada en él”

La soledad, los temores, las angustias y las depresiones, puede que se nos cuelen por una puerta; pero saldrán por otra, en cuanto pensemos y CREAMOS:

 Si DIOS ESTÁ con nosotros. ¿QUÉ o QUIÉN contra nosotros?

No es más feliz el que más tiene, sino el que se conforma con lo que tiene.

Cuando un contratiempo nos enfurece. ¿Qué adelantamos con quejarnos de Dios?. Sería como darse de cabezazos contra un muro.
Pero Si aceptamos resignadamente la volunta Divina, el problema no desaparece; pero, al menos, sentiremos algo de paz y tranquilidad.

 La calma siempre viene después de la tormenta.

Para que sepamos cómo POSSER a DIOS, leamos lo que un día le dijo Jesucristo a Santa Teresa:

“¡AY, HIJA MÍA, qué pocos me AMAN con verdad! Que si me amasen, no les encubriría mis secretos.
¿Sabes qué es amarme con VEDAD? Entender que todo es MENTIRA lo que no es AGRADARME a MÍ.
         Con claridad verás esto que ahora no entiendes en lo que aprovecha tu alma.”

Puede que alguien piense que es un tanto ridícula la expresión “AY, HIJA MÍA” que Jesucristo, todo un DIOS, se la dirija a una de sus hijas amadas.

¿Acaso es ridículo que un padre le diga a su bebé abrazándolo:”Estás para comerte?”

  ¿Y los requiebros de los enamorados?

    Este “Ay, hija mía” esta llena de AMOR porque Santa Teresa se lo merecía.

  Al que no se lo merezca por sus muchos pecados, posiblemente le diría también con ternura y tristeza: AY, HIJO MÍO, qué lejos estás  de MÍ.

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