Esto, por desgracia, es lo que muchos piensan, dicen y hasta desearían porque no les gusta y ni les conviene lo que DIOS MANDA.
Pensar, decir y hasta desear VIVIR SIN DIOS sería tan
absurdo y perjudicial, si realmente queremos VIVIR, como sería el DESEAR:
No
tener padres a quienes OBEDECER y en la vejez MANTENER, olvidándose de que han
sido CRIADOS.
No
tener EDUCADORES que les OBLIGAN a estudiar.
Ni
GOBIERNO ni LEYES que limiten nuestra LIBERTAD
Ni
DISCOS rojos que nos prohíban la
LIBRE circulación.
Y
así otras muchas cosas que nos fastidian sin las cuales no podríamos vivir.
Nadie
puede negar que la VIDA
es
un REGALO de DIOS y de nuestros PADRES que, a muchos, se le puede
convertir en un CARAMELO ENVENENADO
Las
dificultades, problemas, contratiempos y otras muchas adversidades normales o
extraordinarias puede que ENVENENEN la vida de los que VIVEN SIN DIOS porque no
LO CONOCEN o porque crean que SIN DIOS
SE VIVE MEJOR.
Los
hay que teniendo que soportar una PERRA VIDA son felices, precisamente por
VIVIR CON DIOS.
San
Pablo escribió a los Corintios:
“Llevamos
este tesoro (la vida) en vasos de barro para que la excelencia del poder sea de DIOS y no parezca nuestra.
En
todo somos APREMIADOS; pero no ACOSADOS.
PERPLEJOS
pero no DESCONCERTADOS
PERSEGUIDOS;
pero no ABANDONADOS
ABATIDOS,
pero no ANIQUILADOS.
Llevando
siempre en el cuerpo los sufrimientos de Cristo para que la vida de Jesús se
manifieste en nuestro tiempo.
Por
lo cual no desmayamos, sino que mientras nuestro hombre exterior se corrompe,
nuestro hombre interior se renueva de día en día.
Pues
por la momentánea y ligera tribulación nos prepara un peso eterno de gloria
incalculable, y no ponemos nuestros ojos en las cosas visibles, sino en las
invisibles; pues la VISIBLES
son TEMPORALES y las INVISIBLES. ETERNAS” (II Cor.cap.4)
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