Si la FE es CREER en DIOS que no se VE.
Y el MAL en sus múltiples manifestaciones lo VEMOS y lo
SUFRIMOS.
La EXISTENCIA del MAL, está
pidiendo la EXISTENCIA
de DIOS.
Nuestra vida es como una Moneda con sus dos caras.
Cuando nos presente su cara VISIBLE que sería el MAL, en la
otra, cara, la cruz INVISIBLE, está
DIOS.
Las dos caras no se pueden ver al mismo tiempo; pero cuanto
más tiempo tengamos presente la
Cruz que es la de DIOS, la cara del MAL dejará de
atormentarnos.
Jesucristo que es DIOS bien claro y con contundencia dijo:
“Venid a mi todos los que estáis fatigados con trabajos y
cargas y yo os ALIVIARE” pero no dijo os
las QUITARÉ; porque el mal seguirá en la otra cara.
Pero ¿Por qué DIOS no nos QUITA los males?
Ya el filósofo griego Epicuro decía:
“Si Dios quiere eliminar el mal y no puede, es DÉBIL.
Si puede y no quiere, es alguien CONTRA nosotros.
Si no quiere y no
puede, es HOSTIL y débil.
Si quiere y puede.
¿Por qué permite el mal y no lo ELIMINA?
He aquí la pregunta sin aparente
respuesta y que yo me atrevería a responder:
Si Dios hiciera DESPARECER los MALES y todo fueran BIENES,
nos OLVIDARÍAMOS de DIOS, que por otra parte nos está REGALANDO la VIDA con sus muchas cosas
BUENAS y que nosotros no se lo agradecemos.
El poeta alemán Friedrich Hölderlin comparaba la creación
del hombre por Dios con la retirada del océano para hacer emerger la tierra:
Dios se retira por respeto a la grandeza del
hombre que no es su esclavo ni su objeto, sino persona capaz de adhesión o
rechazo, y por lo tanto de producir el MAL
El teólogo Hans Küng:
“El amor de Dios no me protege DE todo sufrimiento, sino que
me protege EN todo sufrimiento, en la espera de la victoria definitiva del
AMOR.
Dios no protegía DEL sufrimiento a los mártires; pero los
protegía EN todo lo que tenían que sufrir dándole fortaleza y hasta alegría por
amor a Cristo.”
Lo mismo se podría decir que hace Dios con los que mueren
por causas naturales, como terremotos, huracanes etc,etc, no librándolos DE los
sufrimientos, pero los protegía en todo lo que tenían que sufrir en la espera,
un tanto merecida por lo sufrido, de la victoria definitiva del AMOR ETERNO.
El poeta francés Paul Claudel escribió:
“Dios en Cristo, no ha venido a explicar el SUFRIMIENTO,
sino a llenarlo con su PRESENCIA.”
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