sábado, 23 de noviembre de 2013

¿Cuándo arrojará DIOS LA TOALLA?

         NUNCA, porque Dios jamás se dará por VENCIDO.

         Efectivamente, Dios tiene demasiado PODER y por mucho que neguemos su EXISTENCIA, LE odiemos y lleguemos a tal grado de corrupción y hediondez que tenga que taparse  la nariz, nos seguirá AMANDO, porque  el AMOR de DIOS es CIEGO.

         Alguien puede pensar que si la IMAGEN y SEMEJANZA con que Dios nos dotó la estamos desfigurando de tal forma que nos pueda llevar a la conclusión de que el tal CREADOR no ha existido y si existe, se equivocó.

Los que están muy equivocados son los que así piensen, porque ignoran  que Dios sabía de antemano que MUCHÍSIMOS les saldrían rana.

         Ya que Dios nos creó a conciencia porque quería, como genial ARTÍFICE, crear una INCREIBLE OBRA  con materiales de derribo, como somos los humanos

         Aunque parezca mentira, Dios quiere estar rodeado en el CIELO, no de ángeles, que ya está, sino, de PECADORES arrepentidos

No olvidemos que  en el Cielo será mayor la alegría por un PECADOR que haga penitencia que por noventa y nueve justos que no necesitan de penitencia (Luc.15-7)

         Pero, ¿Por qué vale tanto un PECADOR arrepentido?

         Porque el pecador ARREPENTIDO si se considera CULPABLE,  merecedor de cualquier CASTIGO y no busca el AMOR DE DIOS como recompensa, sino porque él también quiere AMARLE con un amor tan DESINTERESADO que puede llegar, sin pretenderlo, a la ALTURA del AMOR de DIOS y por lo tanto a ser como Dios, cosa que nuestros padres no consiguieron por AMBICIÓN que es lo que, por herencia, nos lleva casi siempre al pecado.

         Veamos cómo trató Jesucristo a una PECADORA ARREPENTIDA.
        
         “A Jesús le invitó un fariseo a comer con él, y entrando en su casa, se puso a la mesa.
         Y he aquí que llegó una mujer PECADORA que había en la ciudad, la cual, sabiendo que estaba a la mesa en casa del fariseo, con un pomo de alabastro de ungüento, se puso detrás de Él, junto a sus pies, llorando, y comenzó a bañar con lágrimas sus pies y los enjugaba con los cabellos de su cabeza, y besaba sus pies y los ungía con el ungüento.

         Viendo lo cual, el fariseo que le había invitado dijo para sí: Si éste fuera profeta, conocería quién y cuál es la mujer que le toca, porque es una pecadora.

         Tomando Jesús la palabra, le dijo: Simón, tengo una cosa que decirte. El dijo: Maestro, habla.

         Un prestamista tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios; el otro, cincuenta. No teniendo ellos con qué pagar, se lo condonó

         ¿Quién. pues, le amará más?. Respondiendo Simón dijo: Supongo que aquel a quien condonó más. Díjole:  Bien has respondido.

         Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua a los pies; mas ella ha regado mis pies con sus lágrimas y los ha enjugado con sus cabellos, No me diste el ósculo: pero ella desde que entré no ha cesado de besarme los pies. No ungiste mi cabeza con óleo, y ésta ha ungido mis pies con ungüento.

         Por lo cual te digo que le son PERDONADOS sus muchos pecados, porque AMÓ MUCHO. Pero a quién poco se le perdona, POCO AMA..

         Y a ella le dijo: Tus PECADOS te son PERDONADOS.(Luc.7.v.36)

Queda de manifiesto que el AMOR a Jesús de esta Mujer Pecadora fue de tal ALTURA, que sin pretenderlo, se puso a la ALTURA del AMOR que Jesucristo SINTIÓ por ella.

         Un flechado de AMOR DIVINO atravesó los DOS corazones.

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