Aquí, nadie tiene la culpa porque siempre es lo que tenemos a flor de labios, y pocas veces nos reconocemos culpables y lo confesamos
Al que
es considerado como inteligente, aunque realmente no lo sea, le falta la
suficiente humildad para reconocer su error; pero si de verdad es inteligente, lo reconocerá “Porque de sabios es rectificar,” sabiendo que
conseguirá más prestigio y credibilidad.
Comportamiento que brilla por su ausencia en
los políticos y así les va. No llegan ni al aprobado.
Cuanto
menos vale una persona y más se equivoca, es el que nunca tiene la culpa y, si
puede, se la endilga a otro. ¡Cuántas
trifulcas se forman en la política, en el trabajo y en la familia!.
El día
que todos borremos de nuestra boca y pensamiento esta frase y nos
confesemos culpables, la convivencia entre todos será mucho más pacífica.
Pero que algunos del Procés reconozcan, ahora, que no estaban preparados para implantar una Independencia, y no admitan que lo han intentado, no por las buenas, sino con mentiras y engaños, encima le echen la culpa a los demás, y estén intentando lo imposible y funesto de todo este Procés, sería para echarse a llorar.
Deberíamos saber y admitir que TODOS los que vivismos en la Penísula Ibérica somos INQUILINOS y por lo tanto, todo el que se quiera ser PROPIETARIO de una parte, está cometiendo, de momento un Allanamiento de Morada, y unos OCUPAS.
Es incomprensible que siendo los Catalanes tan inteligentes, caballeros, trabajadores y admirados por todos los demás españoles, se dejen manipular por unos cuantos ignorantes y ambiciosos.
Deberíamos saber y admitir que TODOS los que vivismos en la Penísula Ibérica somos INQUILINOS y por lo tanto, todo el que se quiera ser PROPIETARIO de una parte, está cometiendo, de momento un Allanamiento de Morada, y unos OCUPAS.
Es incomprensible que siendo los Catalanes tan inteligentes, caballeros, trabajadores y admirados por todos los demás españoles, se dejen manipular por unos cuantos ignorantes y ambiciosos.
Si
cuando Dios recriminó a Adán el haber comido de la fruta prohibida, hubiera
admitido su culpa, sin echársela a Eva y ésta a la serpiente, posiblemente,
ahora estaríamos todos disfrutando del Paraíso.
Dios se
dio cuenta que además de desobedientes, íbamos a ser tan tercos, soberbios y
mezquinos, que en lugar de reconocernos culpables, hasta le echaríamos la culpa
a EL, de nuestros errores o males. Siempre tiene la culpa alguien.
Se
camina mucho mejor ante los hombres con humildad y reconociendo nuestras
limitaciones y errores y jamás actuar como “Un roba peras” adjudicándose los méritos ajenos.
El misterio
de los misterios, es que el GRAN
CULPABLE, fue Nuestro Señor Jesucristo que CARGÓ con todas nuestras culpas y
pecados para que nos pudieran ser perdonados, siempre que nos sintamos culpables
y los confesemos, como lo hizo el Buen Ladrón.
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