Normalmente, el artista que es consciente de que está creando algo genial, lo que más desea es que su obra sea conocida, admirada, valorada al máximo y, sobre todo, verse reconocido como un artista genial.
Algunos
genios, cuando están creando, en lo que menos piensan es el éxito, fracaso, o en las críticas.
Viven
tan sumergidos en lo que están realizando, que parece que no son ellos, se
sienten como poseídos por algo misterioso, llámese musa o inspiración; pero una
vez terminada la obra, les puede invadir el deseo de sentirse críticamente
elogiados y muy bien pagados.
¿Para qué
viene ese, casi infinito derroche de Dios infinito en toda su creación, conocida, cuando apenas apreciamos lo
que está a nuestro lado y, no digamos lo que se nos oculta y que sólo conocemos
por referencia?
El día
18 de Marzo 2008 publicó la
Razón un artículo titulado: “El Profeta celeste que regresó
del pasado”.
En él se cuenta que el cometa Hevelius podría ser visto desde la tierra en aquella primavera, después de 340 años, porque parece ser que los aztecas lo contemplaron en el año 1532.
En él se cuenta que el cometa Hevelius podría ser visto desde la tierra en aquella primavera, después de 340 años, porque parece ser que los aztecas lo contemplaron en el año 1532.
¿Qué
pretende Dios con haber creado esa maravilla, cuya corona tiene de ancho un
millón de Kms, y una cola que puede alcanzar 80 millones de Kms, y que lo más cercano que podía pasar
de nuestro planeta, sería de 47 millones de Kms.?
Esa maravilla va a estar 340 años girando por el
espacio a velocidades astronómicas sin chocar con millones de estrellas, sin
controles de vuelo y sin ser visto por nadie de aquí abajo.
No busca ningún interés, sólo la propia satisfacción de sentirse Creador Infinito, Todopoderoso y plenamente libre para crear, exponer a su modo y pasando de nuestras críticas. o desconocimiento.
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