La realidad nos está demostrando que jamás podremos ser iguales.
Todos nacemos
de nuestro padre y nuestra madre y Dios nos ha creado tan distintos
que ni dos seres humanos tienen las
mismas huellas digitales.
Está muy bien que los gobiernos hagan
todo lo posible para que todos los nacidos y por nacer:
Tengamos IGUALES derechos a la VIDA
Disfrutemos de iguales posibilidades de adquirir un TRABAJO, un HOGAR, una familia, y ALIMENTOS
Esta es la utopía por la que se debería emplear toda
la inteligencia, trabajo y consenso por parte de todas las ideologías y
partidos.
Dios nos ha creado hombre y mujer; pero algunos,
parece ser, que quieren fabricar un ser UNISEX para despreciarle a Dios el don
de la PROCREACIÓN
ya que casi están convirtiendo el sexo en otra necesidad fisiológica, muy
placentera y sin consecuencias
Una auténtica y enriquecedora IGUALDAD, entre funcionarios
del Estado, sería si la mujer que al casarse y tener hijos quisiera dedicarse
por completo a la FAMILIA percibiera un
sueldo a cargo del Estado.
Porque su función sería tan importante como la de
cualquier otro funcionario, o más, porque traería, cuidaría y educaría la nueva
mano de obra imprescindible para el progreso.
Porque dejaría libre un puesto de trabajo para el
hombre y ella seguiría cotizando.
Sólo ante Dios somos TODOS IGUALES.
Las DIFERENCIAS las marcamos nosotros con nuestros comportamientos.
Unos porque aceptando gustosos la Paternidad de Dios,
vivirían como hijos suyos.
Otros, al renunciar esa Paternidad, se marcharían buscando eternamente otros hogares.
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