“Yo soy el pan vivo bajado del cielo; si alguno come de este
pan, vivirá para siempre, y el pan que yo le daré es mi carne, vida del mundo.
Porque mi CARNE es verdadera COMIDA y mi SANGRE es verdadera
BEBIDA.
El que come mi carne y bebe mi sangre ESTÁ en MÍ y YO en él”
Es muy razonable que cuando los judíos oyeron esto
disputaran entre sí diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne y hasta
mucho de sus discípulos dijeron: “¡Duras son estas palabras! ¿Quién puede
oírlas?
También es posible que, en ciertos momentos, dudemos que en la SAGRADA FORMA esté PRESENTE
Cristo porque estamos pensando
HUMANAMENTE, que es IMPOSIBLE, que en trocito de PAN esté Jesucristo en
PERSONA, olvidando que para Dios TODO ES POSIBLE.
¿Creeríamos POSIBLE
que de una DIMINUTA semilla, saldría un corpulento árbol si no fuera porque lo
estamos viendo continuamente?
Lo que nos dice Jesucristo, como DIOS que es, son más
REALIZABLES que el hecho de que de una SEMILLA, brote un árbol.
¿Y le vamos a negar a Dios que haga lo POSIBLE lo que nos
parece IMPOSIBLE?
¿Por
qué no se manifiesta Jesucristo más abiertamente como DIOS?
Leamos las siguientes revelaciones de Santas Teresa de
Ávila:
“Ví a la Humanidad
Sacratísima con más excesiva GLORIA que jamás había visto.
Cuando yo me llegaba a comulgar y me acordaba de aquella
Majestad grandísima que había visto y miraba que era el que estaba en el
Santísimo Sacramento, y muchas veces
quiere el Señor que le vea en la
HOSTIA, los cabellos se me espeluznan y toda parecía me
aniquilaba.
¡Oh, Señor mío! Si no encubrieras vuestra grandeza.¿Quién
osaría llegar, tantas veces, a juntar tan sucia y miserable con tan gran
MAJESTAD?”
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