Hoy Viernes Santos, cuando estemos ante CRISTO
CRUCIFICADO, podríamos decirle, para reparar tanto desprecio y odio por tantos
ignorantes manipulados, lo que dejó escrito Gabriela Mistral, seudónimo de
Lucía de Godoy, escritora Chilena, premio Novel de Literatura.
“Esta
tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne
enferma:
pero al verte, mis ojos van y
vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con
vergüenza.
¿Cómo
quejarme de mis pies cansados
cuando veo los tuyos
destrozados?
¿Cómo
mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas
de heridas?
¿Cómo
explicarte mi soledad,
cuando en la cruz alzado
estás?
¿Cómo
explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el
corazón?
Ahora
ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mí todas mis
dolencias.
El
ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca
pedigüeña.
Y
sólo pido no pedirte nada
estar aquí, junto a tu imagen
muerta,
ir aprendiendo que el dolor
es solo
la llave santa de tu santa
puerta.
También
podríamos recitarle el siguiente soneto anónimo del siglo XVI.
No me mueve, mi Dios para
quererte
el cielo que me tienes
prometido,
ni me mueve el infierno tan
temido
para dejar por eso de
quererte.
TÚ me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y
escarnecido,
muéveme el ver tu cuerpo tan
herido,
muévenme tus afrentas y tu
muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y
de tal manera,
que aunque no hubiera cielo
yo te amara
y aunque no hubiera infierno
te temiera.
No me tienes que dar porque
te quiera,
pues, aunque lo que espero no
esperara,
Lo mismo que te quiero te
quisiera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario