Que alguno tenga dudas de la
existencia de Dios, o que no comprenda lo que hace Dios, partiendo de la base
que todos hasta la Santísima Virgen, San José, no comprendieron lo que le
estaba sucediendo y el mismo Jesucristo, tuvo que gritar desde la cruz: ¿Dios
mío, por qué me has abandonado?
¿Y queremos comprender cuanto nos acontezca?
Lo trágico de los que no creen en Dios, es porque algunos lo que quieren es que Dios no exista para
hacer de sus vidas lo que les apetezca y no lo que Dios manda.
Dios no pierde nada de su infinito poder, ni deja
de amar al que LE condene a la inexistencia sin pruebas condenatorias;
pero le duele ver que se
está condenando al suicidio temporal porque se queda sin esperar mucho
de aquí
abajo dado lo perecedero que es todo lo
terrenal y a veces, tan insoportable, que preferiría no vivir y al mismo
tiempo es un homicida no dándole a Dios ni el derecho a la vida.
Y cuando se encuentre ante las
puertas de la mansión de Dios y entonces quiera entrar y no se le abra ni un
portillo, y llame y llame día tras día sin respuesta y no será por venganza de
Dios, sino porque como Dios es AMOR, no puede pedir ni obligar a ser AMADO por quien le ha condenado a la inexistencia.
Entonces su mayor deseo sería poder volver a la nada, o sea al suicidio; pero
como Dios no destruye nada de lo creado, vivirá eternamente deseando desaparecer
sin conseguirlo jamás
¿Quién por hacerse famoso, se lanzaría desde un acantilado al mar
sin saber la profundidad?
Pues el que, sin pruebas, niega la existencia de
Dios, se está lanzando al vacío sin saber
dónde dará con sus huesos.
Pero Jesucristo que es Dios bien
claro desde la Cruz, al buen Ladrón que
había reconocido sus culpas le dijo:
Hoy mismo estarás conmigo en el
Paraíso.
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