Nadie puede evitar que la boca se le haga agua al oler un
buen guiso si al momento se lo puede comer
Tampoco se puede evitar que ante una persona bellísima se
sienta cierto enamoramiento y se lance al consentimiento y deseo consumado.
Sentir tentaciones de algo placentero; pero sin consentimiento
no es pecado porque en el Padre Nuestro deberíamos decir LÍBRANOS de las tentaciones
y no como decimos: NO NOS DEJES CAER en la tentación.
Porque el sentir tentación es por nuestra naturaleza un
tanto animal, e irracional; pero el consentir o caer en ella, es de nuestra
libertad y razonar de los peligros morales y personales en los que nos podemos
meter.
También existe el “Del DICHO al hecho hay MUCHO TRECHO, o sea “Obras son amores y no buenas razones”
Estamos viviendo unos momentos políticos en los que los
DICHOS, las Promesas y muchas bonitas palabras nos abruman y podemos sentirnos
contentos y consentir y aceptar todo cuanto nos proponen sin molestarnos en
razonar.
Si vamos a bordo de un barco en el que unos cuantos compañeros de viaje desconocidos, inexpertos,
un tanto ambiciosos, sin pocos principios éticos, morales y religiosos quieren
de la noche a la mañana, hacerse con el mando del barco para llevarnos a un
puerto desconocido por unos mares procelosos.
¿Qué deberíamos hacer? ¿Un motín a bordo?
¿O usar la inteligencia, la sensatez, el bien de TODOS y sobre todo recordar lo que Nietzsche dijo:
"Todos los CAMBIOS que se han hecho mediante revoluciones y queriendo crear un PARAÍSO han terminado en un INFIERNO"
"Todos los CAMBIOS que se han hecho mediante revoluciones y queriendo crear un PARAÍSO han terminado en un INFIERNO"
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