jueves, 5 de febrero de 2009

SABER INVERTIR

En épocas de crisis económica y si se tiene dinero ahorrado, es muy importante saber dónde se tiene depositado para sacarle mayor rendimiento con la máxima seguridad, sabiendo que nadie da duros a peseta, por lo tanto si alguien da una rentabilidad muy alta, mucho cuidado, y si hay que salir de la bolsa, vender cuanto antes aun perdiendo algo.

El que invierte es porque, generalmente, ha sabido sacrificarse para ahorrar y ver compensado su sacrificio con unos rendimientos en el momento presente y al mismo tiempo tener previsto cualquier contratiempo o dejarlo en herencia a los familiares que se lo merezcan.

Muchas veces se sacrifican demasiado ante el miedo de una enfermedad que a veces, por suerte, no ha sucedido; pero su sacrificio lo pueden disfrutar otros. El sacrificio siempre da un rendimiento.

Existe una inversión en lo familiar tan importante como en lo económico. Un matrimonio aunque sólo sea para asegurarse una ayuda en la vejez, hacen bien en invertir teniendo hijos y la mejor inversión que pueden hacer en ellos es educarlos en buenos principios morales, éticos y cívicos.

El mayor principio que hay que inculcarles el SANTO TEMOR DE DIOS, que es el principio de la sabiduría, porque si no aprenden a obedecer, amar y temer a Dios, nadie se podrá quejar después…

Si en lo individual no sabemos invertir en estudios y adquirir unos conocimientos técnicos, humanos y no se sacrifica y se lucha honradamente para adquirir un buen trabajo, no se conseguirá ninguna rentabilidad.

Existe una inversión necesaria que por ser transcendental es ineludible, cual es saber invertir en este mundo para conseguir una rentabilidad, no sólo para el más allá sino también para el más acá.

Suele decirse que el que siembra vientos, recoge tempestades, Por lo tanto el que en este mundo no sepa sacrificarse para atesorar méritos ante Dios no conseguirá buenos rendimientos aún aquí y mucho menos allí..

Puede que alguno piense que no merece la pena sacrificarse para un futuro incierto, ya que no tiene fe; pero si al final, cuando no tenga remedio, resulta que existe la otra vida y no tiene nada ahorrado, sufrirá el crac más grande y por toda la eternidad.

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