miércoles, 5 de diciembre de 2018

¿POR QUÉ EL REZAR Y EL COMER DEBERÍAN SER IGUAL?

         
         Por desgracia nos hace más falta REZAR que el COMER.

        Porque tenemos un cuerpo tan pedigüeño y exigente que en cuanto nos olvidamos de darle de comer, protesta y nos amenaza con el hambre.

         Sin embargo el espíritu o alma, tan callada y tan modosita que ni abre el pico para pedir agua y así nos luce el pelo, que a veces, andamos desabridos, inquietos y parece que nos falta algo.¡¡Vaya si nos falta algo!!

         REZAR, pero no cualquier rezar, como tampoco el comer por comer cualquier cosa  sin que lo disfrutemos y nos alimente de verdad.

         Y es que el REZAR de verdad no consiste en recitar verbal o mentalmente alguna oración rutinariamente y distraídos pensando en mil cosas y con ganas de terminar.

         La ORACIÓN  o MEDITAR es lo más grande, maravilloso y reconfortante que se puede hacer en este mundo, porque no es ni más ni memos que ponerse al habla, no con una persona poderosa que nos podría resolver todos los problemas,  y nos recuerda que ESTAREMOS con Dios toda una eternidad.

         Pero así como para las tres comidas dedicamos todo el tiempo que haga falta, para tratar con Jesucristo o con la Virgen deberíamos, concentrarnos en silencio, estemos en la Iglesia o en casa,  pensando que estamos hablando CON DIOS. disfrutando de su COMPAÑÍA aunque no se le pida nada, creyendo firmemente que Jesucristo ESTÁ a nuestro lado.

         Bien claro nos prometió Jesucristo que ESTARÍA con nosotros todos los días, y el ESTAR, significa presencia FÍSICA.

         San Pablo decía: Vivo yo, ya no soy yo, es CRISTO quien VIVE en mí.

         Y Santa Teresa decía, Quien a Dios TIENE, nada le falta, sólo Dios BASTA.

         Y San Juan de la Cruz decía: Mi alma se ha empleado y todo mi caudal a su servicio, ya no guardo ganado ni ya tengo otro oficio, que ya sólo en AMAR es mi EJERCICIO.

No hay comentarios: