Es lógico y contundente que no podrán salvarse los que no
CREAN o no quieran creer en Dios, inexistente, según ellos.
San Mateo capítulo 18
cuenta lo siguiente:
En aquel momento se acercaron los discípulos a Jesús
diciendo:
¿Quién será el más grande en el reino de los cielos?
“El, llamando a sí un niño, le puso en medio de ellos y dijo:
En verdad os digo, si no os
volviereis y os hiciereis como niños, no entraréis en el reino de los
cielos”
Y efectivamente el niño todo lo CREE,
todo lo ESPERA y siempre AMA, y está disfrutando de los años más felices de su vida,
porque está VIVIENDO la FE la ESPERANZA y el AMOR como un angelito.
Cuando entramos en una Juventud
desenfrenada, la FE deja de alumbrarnos y sólo creemos en lo que disfrutamos.
Ante
los problemas y adversidades en el trabajo y en la familia, no ESPERAMOS ni en Dios.
Y cuando el AMOR son amoríos, se convierten en odios.
Luego queda claro que si queremos
salvarnos, tendremos, y no digo TENER sino VIVIR de FE, de ESPERANZA y de AMAR
a Dios y a los demás.
No hay más tea que la que arde, todo lo
demás son engañifas.
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