¿SOMOS CONSCIENTES DE QUE
DIOS ES NUESTRO PADRE?
¿Por
qué todos los niños, por muy pobres que sean, si tienen un buen padre, siempre
se siente seguros, felices y juegan, a veces, desarrapados?
Porque el niño todo lo CREE todo lo ESPERA y siempre AMA y es
AMADO, dejándose acariciar
El niño en su inocencia vive sin saberlo, las Tres Virtudes
Teologales FE, ESPERANZA y CARIDAD que son los únicos pilares indestructibles
de la vida y caminos a seguir si queremos llegar a la casa del PADRE.
¡¿Quién pudiera ser niño toda la vida?! Esto es lo que
muchos podrían pensar y desear ignorando que cuando Jesucristo dijo:
“En verdad os digo, si no os volviereis y os hiciereis como
niños, no entraréis en el reino de los Cielos”
Fue para decirnos que si CREEMOS, ESPERAMOS y AMAMOS a DIOS como
los niños lo hacen con sus padres, viviremos siempre felices como los niños
aunque tengamos cien años.
“Cuando María Magdalena reconoció a Jesús resucitado y dijo
en hebreo: Rabboni, que quiere decir maestro, Jesús le dijo: No me toques,
porque aún o he subido al Padre; pero ve a mis hermanos y diles: Subo a mi
Padre y a VUESTRO PADRE, a mi Dios y a VUESTRO DIOS” (Jn.20)
“Pedid, y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os
abrirá. Porque quien pide, recibe, quien busca halla y a quien llama se le
abre.
Pues, ¿Quién de vosotros es el que, si su hijo le pide pan,
le da una piedra, o, si le pide un pez le da una serpiente?
Si, pues, vosotros siendo malos, sabéis dar cosas buenas a
vuestros hijos.
¿Cuánto más vuestro PADRE que está en los cielos, dará cosas
buena a quien se las pide?
Solamente cuando CREAMOS y sobre todo VIVAMOS la misteriosa
y maravillosa REALIDAD de que todo un DIOS es nuestro PADRE, Nos sentiremos
TRANQUILOS en un mundo tan inseguro,
ESPERANZADOS
en un mundo sin casi horizonte
Y AMADOS por un PADRE a cambio de nada, bueno,
sí a cambio de que de vez en cuando nos acordemos de que Dios es NUESTRO PADRE.
Entonces
en el final de nuestra vida podríamos decir lo que dijo San Juan Pablo segundo: Dejadme ir a la
casa del PADRE.
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