Una noche, vino Nicodemo judío
principal para ver a Jesús y le dijo: Rabbí, sabemos que has venido como
maestro de parte de Dios, pues nadie puede hacer los milagros que tú haces si
Dios no está con él.
Jesús
le dijo: En verdad te digo que quien no naciere de arriba, no podrá entrar en
el reino de Dios-
Díjole Nicodemo: ¿Cómo puede el hombre volver a nacer siendo viejo?
Respondió Jesús: En verdad te digo que
quien no naciere del AGUA y del ESPÍRITU,
no puede entrar en el Reino de los Cielos. Lo que nace de la carne,
carne es; pero lo que nace del Espíritu, es espíritu.
No te maravilles de que te dicho: Es
preciso nacer de arriba. El viento sopla
donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va: así es
todo nacido del Espíritu.
Nadie sube al cielo sino el que bajó
del cielo, el Hijo del hombre, que bajó del cielo.
A la manera que Moisés levantó la
serpiente en el desierto, así es preciso que sea levantado el Hijo del hombre,
para que todo el que creyere en EL tenga la vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo, que le
dio su unigénito Hijo para que todo el que crea en EL no perezca, sino que
tenga la vida eterna.
Con ÉL vino la luz al mundo y los
hombres amaron más las tinieblas que la
luz, porque sus obras eran malas, porque el que obra mal, aborrece la luz; pero
el que obra la verdad viene a la luz para que sus obras sean manifestadas, pues
están hechas en Dios.
Por
eso Jesucristo, que es Dios, dijo: Id al mundo entero y Predicad el Evangelio BAUTIZANDO en el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo.
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