Esto fue lo que dejó escrito San Pablo en no sé que
epístola y añadió que seríamos los más desgraciados si así fuera.
San Pablo dijo eso porque su fe no era vana, era
robustísima, ya que aunque no conoció a
Jesús, como los demás apóstoles, de los que personalmente supo todos los
detalles de la Resurrección de Jesús, oyó SU voz camino de Damasco.
Jesucristo lo escogió de un modo especial para que
predicara su Evangelio a los gentiles
paganos y fuera conocido y amado.
Por todo lo que
se cuenta en los “Hechos de los Apóstoles” y en sus numerosas cartas, sabemos
cuánto fue lo que sufrió de desprecios, controversias, azotes, cárceles y hasta
martirio; pero jamás dudó de su FE porque para él, no sólo, no fue VANA, sino que CREYÓ tanto en Jesucristo y LO amo tanto que llegó a decir: “Mihi vivere Christus est” (Mi vivir es Cristo”) y esto otro deseo:
“Cupio dissolvi et esse cum Christus” (Deseo morir para estar con Cristo.)
¿Será VANA
nuestra FE porque ni hemos visto la Resurrección de
Jesús, ni LO hemos oído, ni tampoco nos lo ha transmitido un testigo
presencial?
Hasta los Apóstoles tuvieron dudas de FE aun estando presente el mismo Jesús cuando
les dijo: “¿Hombres de poca fe? cuando temieron naufragar en el lago de
Tiberiades por una fuerte tormenta.
Muchos Santos, al sentirse atormentados por sus noches obscuras, han sufrido terribles
tentaciones de FE; pero jamás han caído en la tentación de no
creer.
Las tentaciones no son pecado, si fueran pecado, no
diríamos en el Padrenuestro: “No nos DEJES CAER en la tentación, sino que
deberíamos suplicar: LÍBRANOS de las tentaciones.
Salir victoriosos de las DUDAS y demás tentaciones es
lo que Dios quiere de nosotros y por lo que tenemos que LUCHAR.
El día que nuestro amor a Cristo sea tan fuerte como
el de San Pablo y podamos decir que “Nuestro vivir sea Cristo y que “Deseemos
morir para estar con EL”, habremos conseguido, aun en este mundo, un poco de
tranquilidad, paz y felicidad.
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