Hoy día se han acortado tanto las
distancias gracias a los viajes supersónicos, satélites, estaciones espaciales,
teléfonos móviles y mandos a distancia, que puede que llegue el tiempo, como
ciencia ficción, en que con un mando a distancia nos podamos desplazar por lo aires como las ondas invisibles de las teles y móviles
Si todo ese enjambre de ondas se llegaran a hacer visibles, nos ocultarían el sol y nos volveríamos locos por el cruce de millones de imágenes y conversaciones.
Si todo ese enjambre de ondas se llegaran a hacer visibles, nos ocultarían el sol y nos volveríamos locos por el cruce de millones de imágenes y conversaciones.
Todos estos adelantos científicos nos
están demostrando que el amor también se puede ejercer a distancia, aunque esto
ha existido siempre.
Que se lo pregunten a los que están
lejos de su patria, pueblo o familia y nos dirán que el amor en lejanía es el
tristemente alegre.
Ya el mismo Jesucristo realizó
milagros, casi como un mando a distancia: Leamos el siguiente relato
evangélico:
“Había allí un cortesano cuyo hijo
estaba enfermo en Cafarnaúm. Oyendo que llegaba Jesús de Judea a Galilea, salió
a su encuentro y le rogó que bajase y curase a su hijo, que estaba para morir.
Jesús le dijo: Si no viéreis señales y
prodigios, no creéis. Díjole el
cortesano: Señor, baja antes de que mi hijo muera. Jesús le dijo: Vete, tu hijo
vive. Creyó el hombre en la palabra que le dijo Jesús y se fue.
Ya bajaba él, cuando le salieron al
encuentro sus siervos, diciéndole: Tu hijo vive. Les preguntó la hora en que se
había puesto mejor, y le dijeron: Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre.
Conoció el padre que aquella misma hora,
era la hora en que Jesús le dijo: Tu hijo vive, y creyó él y toda su casa.”
El amor a distancia más importante y
gratificante es el AMOR a DIOS, que está más cerca de lo que creemos. Está a
tiro de PENSAMIENTO.
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