viernes, 20 de noviembre de 2020

¿POR QUÉ DIOS NOS CREÓ A SU IMÁGEN Y SEMEJANZA?

            

           Está bien claro que la obra maestra de Dios no fue la creación del casi infinito cosmos con sus millones de galaxias soles, planetas etc, etc,, sino el habernos creado, tan a imagen y semejanza suya y tan libres para aceptar o rechazar tal privilegio que tomó la decisión de hacerse HOMBRE como  la obra única e inigualable, como el que Dios se hiciera hombre.

            Pero no lo hizo por egolatría ni demostrar su poder, sino porque como ÉL esencialmente es AMOR, quería que nosotros, lo fuéramos también en el AMOR que tiene un valor tan incalculable que el  AMOR es el DIOS PERSONIFICADO 

         Como apenas valoramos el amor que tuvo Dios al crearnos a su imagen y semejanza, decidió igualarse a nosotros haciéndose Jesucristo hombre, que amó a su Padre y le obedeció hasta dar su vida por nosotros porque esa fue la voluntad de su padre:

“Sic enim Deus dilexit mundum, ut filium suum unigenitum daret, ut omnis qui crédit in eum, non pereat, sed habeat vitam aeternam” Así amo Dios al mundo que le dio a su Unigénito Hijo para que todo el crea en ÉL no perezca sino que tenga la vida eterna como la de Dios.

         Así se daría un TRIPLE AMOR de mucho sacrificio. El Amor reciproco entre el PADRE y el HIJO y el NUESTRO

         Dios disfrutaba de la posesión de cuanto había creado, del amor y adoración de toda la corte celestial; pero le faltaba nuestro amor libre, voluntario, desinteresado y que nos cuesta trabajo, sudor, lágrimas y a veces, hasta sangre.

         Queda bien claro el valor incalculable de ese TRIO AMOROSO:

        El del Padre por sacrificar a su Hijo. El del Hijo por obedecer y aceptar tal voluntad y el nuestro porque bien sabe Dios que  para conseguir un GRANO de ese AMOR, tenemos que cribar mucha tierra.
 
         Luego si Jesucristo nació, vivió, murió, como sabemos, para parecerse a nosotros y AHORA vive con cada uno de nosotros porque bien claro dijo que estaría con nosotros todos los días hasta la consumación de los siglos, sólo nos podremos parecer a Jesucristo, como Dios, CONVIVIENDO CON ÉL
 
        

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