Charles H. Spurgeon dijo:
POCA FE bastará para llevarnos al Cielo.
UNA GRAN FE traerá el Cielo a nosotros.
Lo que sucede es que pensamos y vivimos aquello de “Más vale
pájaro en mano que ciento volando” que en este caso sería vivir con POCA FE y
no intentar vivir UNA GRAN FE con sus
posibles consecuencias, como veremos.
Y como la FE
siempre empieza con una semilla que alguien con mucho cariño y autoridad
deposita en nuestro corazón y pensamiento; pero si esa semilla se queda
enterrada y no nos molestamos en que
vaya creciendo, se queda en eso, en una semilla con la comodidad y creencia que
será suficiente para ir al Cielo
Los que tengan una FE rutinaria y tan superficial como para
salir del paso y salvarse por los pelos, sepan que en el Cielo hay MUCHAS MORADAS como bien claro lo dijo Jesucristo.
Luego
ni en el Cielo, aun felices, seremos todos iguales.
Los que ya TENGAN y VIVAN una GRAN FE, estarán DISFRUTANDO
en la tierra de esos “Ciento de pájaros volando” como un adelanto de lo que
será el Cielo
Porque aunque tengan que vivir, como todos, en este
Valle de Lágrimas, serán lágrimas de alegría, como lo han demostrado tantos
mártires cuando cantaban mientras eran devorados por los leones y los muchos
testimonios y vidas de Santos canonizados y no canonizados que sufrieron y
gozaron, al mismo tiempo, aunque parezca contradictorio,
El que CREA y VIVA en toda su grandeza y misteriosa
realidad de que Jesucristo está en la EUCARISTÍA y más aún, dentro de nosotros, como
bien claro dijo Jesucristo: El Reino de los Cielos, está dentro de vosotros,
cualquier contratiempo o angustia se disipará como nube de verano. SOLO DIOS
BASTA, como decía Santa Teresa.
Veamos
cómo se puede AMAR a Jesucristo si se tiene GRAN FE.
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte,
Tú
me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado
en una cruz y escarnecido,
muéveme
el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme
tus afrentas y tu muerte,
Muéveme,
en fin tu amor, y de tal manera
que
aunque no hubiera cielo yo te amara
y
aunque no hubiera infierno te temiera
No
me tienes que dar porque te quiera,
pues,
aunque lo que espero no esperara
lo
mismo que te quiero te quisiera.
Si este gran poeta AMÓ a Jesucristo como lo dice y vivió con
GRAN FE, y murió en el anonimato en el siglo de oro, ahora estará disfrutando desde
su gran MORADA de una felicidad AÑADIDA, al ver que muchos, al leer este casi
místico Soneto, AMARÁN a Jesucristo como lo hizo él, cosa que no todos los
salvados por los pelos, sin más, podrán disfrutar.
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