Esto que parece un absurdo, porque ¿Cómo vamos a vivir si estamos muertos?, debería ser una realidad si queremos vivir felices.
Un
muerto, ni ve, ni oye y sobre todo está más “callado que un muerto"
¿Qué bien
nos vendría, muchas veces, no ver ni oír tantas mentiras y estupideces y sobre
todo, calladitos, para no criticar, no calumniar no decir tantas tontería, como
al cabo del día pronunciamos, y sobre todo, no perjudicar, como no lo puede
hacer el muerto, aunque tampoco aportar ningún bien, a no ser que deje una
herencia, entonces, bendita muerte. “ El muerto al hoyo y el vivo al bollo”.
En este
caso, si ha dejado un buen bollo, el vivo debería estar agradecido toda la vida
correspondiendo, los creyentes, ofreciendo Misas y oraciones para que Dios le
premie el bien que ha hecho.
Con los padres habría que hacerlo, aun
cuando no dejaran ni un céntimo. Bastante hicieron en vida.
El
muerto ni siente ni padece. ¡Ojala los vivos no tuviéramos en muchos momentos,
malos sentimientos y nos veríamos libres de padecimientos!
El que
ya ha pasado a mejor vida, no puede
pecar ni hacer méritos ante Dios y ante los demás. Los vivos sí.
Por eso cojamos la parte negativa de no pecar
y la positiva de poder adquirir méritos, llevando una vida como Dios manda,
sobre todo saber cómo tener, si no muertas, al menos reprimidas todas nuestras malas tendencias.
Resumiendo,
saber vivir a tope una vida interior muy en contacto con Dios y una exterior
muerta a todo lo que venga de Satanás, sería como estar MUERTO, VIVIENDO
Los
santos fueron los muertos que mejor supieron vivir, porque al luchar contra las
tentaciones y sus malas inclinaciones, alcanzaron la máxima gloria ante Dios y
encima, si están en los altares, son adorados por muchos.
¿A quién no le gustaría ser santo, aunque sólo fuera para ser adorado después de su muerte?.
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