Aunque todos sabemos que sólo hay un Dios y tres personas.
UNO en esencia y TRINO en persona y que están en los Cielos, aquí en la tierra
existen otros dioses.
Los padres de familia son los Dioses
de la tierra porque, son procreadores con el mismo y único Dios y actúan
con sus propios hijos, como lo hace Dios con todos nosotros, buenos y
malos.
Unos
padres buenos engendran hijos, que aunque no hayan sido deseados, cuando nacen,
los aman siempre con locura
Trabajan
lo indecible para que no les falte de nada
Se
sacrifican sin protagonismos ni quejas.
Les
aconsejan con enorme cariño, y aunque a veces los tengan que castigar, jamás lo
hacen por venganza, siempre es por su bien.
Nunca
los odian ni dejan de quererlos por muy mal que se porten.
Siempre
los perdonan y siguen con los brazos abiertos esperando que vuelva el hijo
rebelde.
Ese
AMOR entrañable, profundo, sin protagonismo que sienten por sus hijos y, a
veces, a cambio de ingratitudes filiales, sólo es comparable con el AMOR que
Dios nos tiene a TODOS nosotros.
Sin
embargo los malos hijos jamás reconocen y agradecen a los padres todo cuanto
han hecho por ellos.
No
se preocupan de los padres ni los quieren ni la mitad de lo que ellos han sido queridos
y protegidos.
Se
avergüenzan de sus padres y hasta les echan en cara de que los hayan traído a este mundo.
No
siguen sus sabios consejos, no les obedecen y nunca aprecian el buen ejemplo
que les dan con sus vidas ordenadas, sacrificadas y productivas. Quieren vivir
a lo loco, que se vive mejor; pero que a los padres les crean sufrimientos y
tragedias.
Sólo
saben pedir y exigir; pero muy podo dar.
Están
deseando quitárselos de en medio.
Pero, por desgracia, surgen, a veces, quienes se portan con Dios mucho peor
Porque algunos para los que no existe ni DIOS ni LEY, al verse montados en el poder que les ha otorgado el pueblo, se CREEN DIOSES y nos meten en el infierno del Paraíso que ellos han querido crear.
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