Desde el el primer momento en el que Dios nos da la vida nos está concediendo todos nuestros DERECHOS Divinos y humanos y al mismo tiempo nacen todas nuestras OBLIGACIONES.
El derecho a la vida que nos da Dios, exige que los padres y la sociedad cumplan con la obligación de ayudar y jamás impedir que esa vida vea la luz, crezca y se desarrolle de acuerdo con las condiciones que ha impuesto el DUEÑO de ese derecho.
Conviene saber que cuando se procrea una vida, surgen dos dueños.
Dios como Propietario o arrendador y la mujer que alquila su cuerpo, como arrendataria y por lo tanto, ella adquiere la OBLIGACIÓN de cumplir ese contrato, cuyo incumplimiento debería ser penalizado y jamás convertirlo en un DERECHO, lo que es manifiestamente una OBLIGACIÓN.
Esta contradicción manifiesta admitida por intereses espurios, ignora o no quiere reconocer que la naturaleza ya se está vengando con la disminución de la natalidad.
Dios concede a los padres el DERECHO y al mismo tiempo la OBLIGACIÓN de alimentar y educar a sus hijos, siempre que lo hagan como Dios manda y no los gobiernos de turno, que la única OBLIGACIÓN del Estado es que sea una educación humana, ética y moral; pero jamás por conveniencias ideológicas partidistas y siempre tienen la obligación de ayudar económicamente, sin nada más a cambio.
Se habla y se defiende, al menos en teoría, en muchos casos, LOS DERECHOS HUMANOS.
Como tenemos derecho al “PANEM ET CIRCENSES” de antaño, se crean los Sindicatos con las subvenciones y, a veces con mimo, para que defiendan nuestro Derechos al TRABAJO, que sería nuestro PAN.
También se fomenta y se subvencionan el Cine, la Prensa, la Radio y la Televisión, que sería nuestro CIRCO.
Cuando sube al poder un gobierno agnóstico, ateo y laicista, y sólo considera el ser humano, como cuerpo sin alma, es natural que sólo se crea OBLIGADO a defender sus necesidades materiales.
Lo injusto, antidemocrático y más propio de una dictadura es cuando los DERECHOS DIVINOS que tienen otros muchos ciudadanos, que con sus impuestos pagan el “PAN y CIRCO”, no son protegidos por el Gobierno, sino que son criticados, ridiculizados y atacados.
La Iglesia católica tan vituperada es la única que defiende por igual los Derechos Divinos de todos, creyente o incrédulos, sin subvenciones ni favores y teniendo que aguantar calumnias e injustos ataques y además defiende los DERECHOS HUMANOS, a veces, mejor que un Gobierno sin DIOS.
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