lunes, 22 de junio de 2020

¿QUIÉNES OYERON Y VIERON A DIOS?

        
         Moisés OYÓ a Dios que desde la zarza que ardía y no se consumía le dijo: “YO SOY EL QUE SOY”.

        Dios LLAMÓ a Abraham ordenándole le sacrificara en holocausto a su hijo Issac.

         La Santísima Virgen María no necesitó OIR La voz de Dios, sino que fue la del Ángel Gabriel quien le anunció su concepción porque se sintió PLENA DE GRACIA DIVINA.
        
         Todas las órdenes que recibió San José fueron a través de ÁNGELES.

         San Pedro, San Juan y su hermano Santiago OYERON a Dios en el Monte Tabor en presencia de Moisés y Elías que les dijo: ÉSTE ES MI HIJO PREDILECTO.

         San Pablo que nunca VIO a Dios, se enamoró de tal forma de JESUCRISTO que cuando le OYÓ decirle: Yo soy Jesucristo a quien tu persigues, le siguió de tal forma que llegó a decir “Mihi vivire Christus est” (Mi vivir en Cristo).

         Paul Claudel, gran poeta, dramaturgo y diplomático francés se SINTIÓ llamado por Dios en la Nochevieja de hace 123 años, como lo cuenta el mismo:

         “Fui a Notre Dame de París para asistir a los oficios de Navidad.
           Yo no creía en nada; pero me parecía que en las ceremonias católicas encontraría inspiración para escribir algo…
            Los niños del coro vestidos de blanco estaban cantando lo que después supe que era el Magníficat.
          Entonces fue cuando se produjo el acontecimiento que ha dominado toda mi vida.
         En un instante mi corazón fue TOCADO y creí. Creí con tal fuerza de adhesión, con tal agitación de todo mi ser, con una convicción tan fuerte, con tal certidumbre que no dejaba lugar a ninguna clase de duda…
         ¡Dios existe, está ahí! ¡Es alguien, es un ser tan personal como yo!
         ¡Me ama! ¡Me llama!

         La misma noche de ese memorial día de Navidad tomé una Biblia y por primera vez escuché el acento de esa voz tan dulce y a la vez tan inflexible de la Sagrada Escritura que ya nunca ha dejado de resonar en mi corazón”.

         García Morente. Filósofo, Agnóstico, convertido a la fe (Creo que gracias a las oraciones de su hija) y luego se ordenó de sacerdote, dejó escrito:

         “Volví la cara hacia el interior de la habitación y me quedé petrificado. 

          Allí estaba ÉL. Yo no lo veía, yo no lo oía, yo no lo tocaba; pero ÉL estaba allí.”
         
          En la habitación no había mas luz que la de una lámpara eléctrica de esas diminutas, de una o dos bujías, en un rincón.
         
         Yo no veía nada, no oía nada, no tocaba nada. No tenía la menor sensación; pero ÉL estaba allí. Yo permanecía agarrotado por la emoción y LE percibía, percibía SU presencia con la misma claridad con que percibo el papel blanco en que estoy escribiendo con absoluta e indudable evidencia.”

Cuando yo tendría unos 16 años, creo que  SENTÍ tres veces la presencia de Dios; aunque no influyó para nada el que yo deseara ser misionero y fuera admitido a los 18 años en la Compañía de Jesús que abandoné cuando faltaba un mes para ordenarme de sacerdote, por los motivos que relato en mi artículo publicado aquí el 7 de Marzo del 2012.”Yo no he visto a Dios; pero creo que lo he sentido.”

         Nunca SENTÍ ni recordé aquellos misteriosos TOQUE de Dios durante mis 14 años de jesuita, que ahora los recuerdo y los tengo tan presentes, como si me hubieran sucedido ayer y me están obligando gratamente a vivir más en la PRESENCIA de Jesucristo y escribir, no TENIENDO más FE, sino el VIVIRLA y saberla transmitir por Internet. 

          El día 5 de Marzo 2020 publiqué un artículo, "Por qué todos tenemos un poco de Poeta, de Político y de Santo?, que ya han leído 64 en el que cuento algo tan misterioso e inexplicable que no tengo más remedio que pensar que ha sido cosa de Dios.

          

No hay comentarios: