Dios nos perdona todos los pecados por graves que hayan sido si realmente nos sentimos miserables, arrepentidos y tan CULPABLES como el Buen Ladrón que le dijo a su compañero que MERECÍA estar en la cruz.
Cuando Jesucristo desde la cruz dijo: “Padre. perdónalos porque no saben lo que hacen” se estaba refiriendo a los soldados que eran unos mandados; pero no al Sanedrín, ni a Pilatos, que bien sabían la injusticia que estaban cometiendo.
Creo que Dios no pudo PERDONAR a estos ni y a otros muchos similares de todos los tiempos, que sabiendo muy bien la injusticia que hacen con los inocentes, jamás lo reconocen y lo justifican echándole la culpa a otros.
Muchos podrán dudar de la existencia del INFIERNO porque
¿Nos puede castigar Dios con algo tan horrible?.
¿Nos puede castigar Dios con algo tan horrible?.
Cuándo sabemos o vemos las atrocidades de ciertos personajes
¿No decimos; Si no hubiese infierno, habría que crearlo para ellos?
¿No decimos; Si no hubiese infierno, habría que crearlo para ellos?
¿Acaso no CONDENÓ a Luzbel y sus secuaces al INFIERNO?
Nuestros Padres no fueron CONDENADOS ni nosotros con ellos; pero sí fueron y fuimos CASTIGADOS a vivir, muchas veces, una perra vida y a tener que hacer méritos para poder entrar en el PARAÍSO.
Cabe la posibilidad de que no sean CONDENADOS los que en este mundo hayan cometido injusticias y toda clase de tropelías o hayan negado la existencia de Dios, LO hayan IGNORADO y hasta LO hayan ODIADO.
Pero los podría y debería CASTIGAR haciéndoles sufrir VIENDO, como en una película de sesión continua, proyectada por Dios, toda su MALA VIDA y despertar en ellos el sentimiento de ridículo, estupidez y necedad con el que han actuado, ellos que se creían tan listos y poderosos hasta el extremo de que querrían suicidarse sin poderlo hacer.
Cuando Dios nos juzgue poniendo en una balanza lo BUENO y lo MALO y lo BUENO pese más que lo MALO y nos PERDONE, habría que pedirle TAMBIÉN que nos BORRE todo lo injusto, denigrante, vergonzoso, e inconfesable que hayamos cometido clamando como el salmista: (Sal. 50)
Rocíame con hisopo y seré PURO.
Lávame, y seré más blanco que la NIEVE.
Aparta tu faz de mis pecados
y BORRA todas mis iniquidades.
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