Puesto en pie Pablo en medio del Areópago dijo:
Atenienses, veo que sois sobremanera religiosos, porque al pasar y contemplar los objetos de vuestro culto he hallado un altar en el cual está escrito: “AL DIOS DESCONOCIDO”.
Pues a ese que sin conocer le veneráis es el que yo os anuncio:
El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él, ése, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por mano del hombre.
Porque en “EL VIVIMOS y NOS MOVEMOS Y EXISTIMOS”.
Al decir esto San Pablo se estaba declarando, sin saberlo, el primer Internauta.
Todos sabemos que un Internauta es el que mediante un ordenador un móvil a través de Facebook, Twitter, Google, Blog, página Web, Wikipedia, sabe de todo, aprende de todo, dice lo que quiera, se comunica con quien quiera y pueda.
El Internauta sin darse cuenta está navegando por un mar cósmico no de olas, sino de millones y millones de mensajes, imágenes, ondas, a velocidades inimaginables y sin chocar ni interferirse.
Si todo este mundo enmarañado y alucinante de la TV., Radio, Telefonía e Informática, que parece un milagro de la ciencia, y que es gracias al poder de Dios y a la inteligencia y trabajo de mucho de sus hijos, se hiciera visible y audible, nos volverían locos.
Para San Pablo el VIVIR, MOVERSE y EXISTIR en DIOS era navegar por un mar no cósmico sino CELESTIAL.
Puesto que se sentía en el mismísimo SENO de Dios, escuchaba, aprendía y comunicaba todo lo humano bajo SU mirada y así creó la primera y mejor página WEB y WIKIPEDIA de la historia con todos sus escritos imperecederos e imborrables al alcance de todos.
Su pantalla receptora, emisora y comunicante fue su cabeza bien amueblada y su corazón latiendo al unísono con quien un día camino de Damasco le dijo: “Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?.
El que sea capaz de VIVIR, EXISTIR y sobre todo SENTIRSE en Dios, podrá NAVEGAR por encima de todo lo caduco y COMUNICAR a los demás algo que les facilite la andadura por este perro mundo porque al
“Volar tan alto, tan alto, le dará CAZA al alcance” para él y para los demás, como lo hizo San Juan de la Cruz,
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