lunes, 12 de octubre de 2020

QUIEN CON DIOS ANDA, BIEN ACABA

          Muchas veces, ANDAMOS mirando siempre hacia atrás o hacia delante  encontrando desatinos y disparates

         Si ANDAMOS deprimidos, nos sentiremos como el agua, siempre en torbellino

         Y si a tumba abierta nos lanzamos por las libertades, nos enfangamos en  libertinajes.

 La noche será nuestra morada; y si sólo nos alimentamos de lo que se  PALPA, se nos quemará el alma.

         Quien el camino del virtuoso emprenda, sentirá arideces de muerte; pero  si desclava los ojos de esta vida y los arroja en lejanía, hacia ARRIBA descubrirá que; “Quien con Dios ANDA, BIEN ACABA.”

         Ese ANDAR con Dios obliga a  VIVIR de FE, porque si no, los pies  sangrarán de pisar, tantos las duras rocas, que por ser tan reales, se clavarán como puñales.

         Tendrá que vivir de sueños y esperanzas, aunque sólo sea para sacar su mirada de la oscuridad que le ciega la luz de tantas mentiras.

         Que no se  queje de que la vida sea tan compleja y misteriosa y ande deseando que sea una línea recta iluminada siempre por un espléndido sol, porque si esto no sucediera, la vida moriría.
 
        Paradójicamente, lo complejo y misterioso engendra vida, lo sencillo y diáfano, produce monotonía y aburrimiento.

         Los deseos y apetencias deben caminar muy por delante de nuestras realidades.

         Una vida que no espera ETERNIDAD, no es vida, es MUERTE ya.

  

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