Como
ahora todos los que nos quieren gobernar, proponen utopías,y a veces contra Dios
¿No deberían algunos, por
lo menos, conocer la utopía de ser santo, e intentar imitarlo en lo que
pudieran para bien de ellos mismos y
todos los gobernados?
“Un SANTO es un avaricioso que va llenándose de Dios, vaciándose de sí
Es
un pobre que hace su fortuna
desvalijando las de Dios. y en ÉL construye su fortaleza.
Es
un imbécil del mundo – Stulta mundi- que se ilustra y se doctora con la sabiduría de Dios.
Es
un rebelde que así mismo se amarra con las cadenas de la libertad de Dios.
Es un miserable que se lava su inmundicia en la misericordia
de Dios.
Es un paria de la tierra que planta en Dios su casa, su
ciudad y su patria.
Es un cobarde que se hace gallardo y valiente, escudado en
el poder de Dios.
Es un pusilánime que se dilata y se crece con la
magnificencia
Es un ambicioso de tal envergadura que sólo se satisface poseyendo cada vez más ración de Dios.
Es un ambicioso de tal envergadura que sólo se satisface poseyendo cada vez más ración de Dios.
Es un hombre que todo lo toma de Dios, un ladrón que le roba
a Dios hasta el AMOR con que poder amarle.
Y Dios se deja saquear por sus santos. Ése es el gozo de
Dios. Ése el secreto negocio de los santos.
Así pues, ¿Qué es más importante? ¿Qué es más valioso?, ¿Lo
que el hombre hace por Dios, o lo que Dios hace por el hombre?.
En definitiva, el quid de la santidad es una cuestión de
confianza: lo que el hombre esté dispuesto a dejar que Dios haga en él. No es
tanto el “Yo hago”. “como el hágase en mí”
Así lo describe Pilar Urbano en su libro "El hombre de Villa Tevere".
Así lo describe Pilar Urbano en su libro "El hombre de Villa Tevere".
Santa Teresa de Jesús dijo:
Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda,
la paciencia
todo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le falta
sólo DIOS basta
Y San Juan de la Cruz decía:
Todo mi alma se ha empleado
y todo mi caudal en su servicio.
Ya no guardo ganado,
ni tengo otro oficio;
que ya sólo en AMAR
es ni ejercicio.
¿ Los que nos quieran gobernar deberían conocer la vida de los santos que fundaron y gobernaron las insignes y vigentes Órdenes Religiosas, como las de San Benito, San Francisco de Asís, nuestro San Ignacio de Loyola y otros tantos, que sólo con SU FE consiguieron convertir la SANTIDAD en la UTOPÍA de que miles de hombres y mujeres vivieran y sigan viviendo para DIOS y para los DEMÁS, porque Dios estaba con ellos y ellos con DIOS?
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