Desde el primer momento en el que Dios nos da la vida nos está concediendo todos nuestros DERECHOS Divinos y humanos y al mismo tiempo nacen todas nuestras OBLIGACIONES.
El derecho a la vida que nos da Dios, exige que los padres y la sociedad cumplan con la obligación de ayudar y jamás impedir que esa vida vea la luz, crezca y se desarrolle de acuerdo con las condiciones que ha impuesto el DUEÑO de ese derecho.
Conviene saber que cuando se procrea una vida, surgen dos dueños, Dios como Propietario o arrendador y la mujer que alquila su cuerpo, como arrendataria y por lo tanto, ella adquiere la OBLIGACIÓN de cumplir ese contrato, cuyo incumplimiento debería ser penalizado y jamás convertirlo en un DERECHO, lo que es manifiestamente una OBLIGACIÓN.
Lo que tristemente sucede es que los de ABAJO se están convirtiendo en los de ARRIBA, se está pervirtiendo la naturaleza de las cosas por intereses espurios, ignorando o no reconociendo que la naturaleza ya se está vengando con la disminución de la natalidad, teniendo que fomentarla con el cheque bebé. La contradicción es manifiesta.
Dios concede a los padres el DERECHO y al mismo tiempo la OBLIGACIÓN de alimentar y educar a sus hijos, siempre que lo hagan como Dios manda y no los gobiernos de turno, que la única OBLIGACIÓN del Estado es que sea una educación humana, ética y moral religiosa; pero jamás por conveniencias ideológicas partidistas y siempre tienen la obligación de ayudar económicamente, sin nada más.
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