Teniendo FE y viviendo CON DIOS,
Así
de fácil decir y tan difícil de practicar porque CREEMOS en todo cuantos nos
rodea, menos en Dios,
Porque
si creyéramos de veras que Dios es
nuestro Padre, sólo tendríamos miedo por no saber el cuando ni el cómo,
pero al
CREER que con la muerte se acabarían
todos los males, se empezaría a pensar y esperar en algo que no es ni
más ni menos que el VIVIR con DIOS ¿Qué más se puede esperar?
Bien
es verdad que para los no CREYENTES que vivan aquí como dioses, les sería muy
natural y deseable que no existiera la muerte; y por eso no quieren ni hablar
de ella.
Pero para los no creyentes que vivan una perra vida, les sería todo más llevadero si
tuvieran la CERTEZA de que con la muerte
se acabó todo,; pero y ¿Si hay algo más…? ¡¡allá ellos!!
¿Y
si además tienen que reconocer y decir: “Ergo erravimus a via veritatis” “Nos
hemos equivocado del camino de la verdad sin retorno”?
Para
los que tengan una FE como el que tiene un recuerdo olvidado en estuche, y
viven encima una vida INFELIZ, que saquen del estuche esa FE y la VIVAN, porque
si la FE no se CONVIERTE en VIDA, no
vale.
¿De
qué sirve tener un magnífico coche sin usarlo?
Por
eso digo al principio que si tenemos FE y VIVIMOS con DIOS, no sólo perderemos
el miedo a la muerte, sino que la desearemos porque si ha dejado en manos de
Dios el cuándo y el dónde, vivirá tranquilo, sabiendo en manos de quién los ha
dejado.
Los que CREAN que van a vivir ARRIBA
eternamente CON DIOS, deberían sentirse OBLIGADOS a que Dios viva aquí ABAJO
con ELLOS el mayor tiempo posible.
Como
para VIVIR esta FE, necesitamos ayuda,
leamos lo que San Pablo dijo:
“Mi
VIVIR en CRISTO, porque vivo yo, ya no soy yo es Cristo quien VIVE EN MÍ..
Y
DESEO morir para estar CON CRISTO. “Cupio dissolvi et esse cum Cristo”
En
su primera carta a los Corintios capítulo segundo dijo:
“Yo,
hermanos, llegué a anunciaros el testimonio de Dios, no con sublimidad de
sabiduría, que nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a
Jesucristo, y éste crucificado.
Mi
palabra y predicación no fue en persuasivos discursos de sabiduría, sino en
la manifestación del Espíritu y del
poder, para que vuestra FE no se apoye en la Sabiduría de los hombres, sino en
la de Dios.
Los
príncipes de este siglo están abocados a la destrucción. Nosotros enseñamos una
sabiduría divina, misteriosa, escondida, destinada por Dios antes de los siglos
para nuestra gloria, que no conoció ninguno de los príncipes de este siglo,
pues si la hubieran conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria.
Según
está escrito: “Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo
que Dios tiene preparado los que le aman”
Pues
Dios nos ha revelado por su Espíritu que el Espíritu todo lo escudriña, hasta
las profundidades de Dios.
Pues
¿Qué hombre conoce lo que en el hombre hay sino el espíritu del hombre que está
en él?
Así
también las cosas de Dios nadie las conoce sino el Espíritu de Dios.
Y
nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu de Dios,
para que conozcamos los dones que Dios nos ha concedido.
De
estos os hemos hablado y no con estudiadas palabras de humana sabiduría, sino
con palabras aprendidas del Espíritu, adaptando a los espirituales las
enseñanzas espirituales, pues el hombre ANIMAL. No percibe las cosas del Espíritu
de Dios porque son locura para él y no puede entenderlas porque hay que
juzgarlas espiritualmente.
También
en su segunda carta a los Corintios, capítulo doce dijo:
Si
es menester gloriarse, aunque no conviene, vendré a las visiones y revelaciones
del Señor:
“Se
de un hombre en Cristo que hace catorce años – si en el cuerpo, no lo sé; si
fuera del cuerpo tampoco lo sé, Dios lo sabe – fue arrebatado hasta el tercer
cielo; y sé que este hombre – si el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé, Dios
lo sabe, fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que el hombre no
puede decir”
Y
en su carta a los Romanos capítulo octavo, dijo:
Tengo
por CIERTO que los PADECIMIENTOS del tiempo presente no son NADA en comparación
con la GLORIA que ha de manifestarse en nosotros.
Queda bien claro que cuanto más tiempo VIVAMOS aquí con
Jesucristo, VIVIREMOS FELICES porque que
bien claro nos dijo: Yo ESTARÉ con vosotros todos los días.
Y
el ESTAR significa PRESENCIA física.
¿Se
puede DESEAR Y TENER mejor COMPAÑÍA?
No hay comentarios:
Publicar un comentario