Cuando
Juan Pablo II estaba moribundo y todos hacían lo posible por mantenerlo vivo, dijo: “Dejadme ir a la casa del Padre”
Ahora
muchos podrían preguntarse ¿Y cómo llegar a esa casa del Padre y descansar?
Aunque Machado dijo que no existe el camino, que el camino
se hace al andar,¡¡ vaya si existe el camino!!, lo que sucede es que dado lo
aventureros, arriesgados, soberbios y
manipulados que somos, nos metemos o nos
meten por unos caminos tan nuevos, inexplorados y apetitosos que nos
encontramos, cuando menos, en unos callejones sin salida o nos despeñamos.
Algunos
dirán que por qué Dios permite que se
descarríen algunos gobiernos,
pueblos, e individuos y así deje correr la vida, como si no le interesara que todo
el mundo camine por lo trillado.
Dios,
que conoce lo cabezotas, desobedientes, presumidos, infantiles y lo proclives
que somos a elegir caminos desconocidos, o propuestos por lo que se llaman
progresistas partidistas e indocumentados; pero con piquito de oro y que sólo rectificamos cuando escarmentamos
en cabeza ajena, nos deja correr la vida, esperándonos a la vuelta del camino
para que no tengamos más remedio que escuchar lo que dijo Jesucristo y hacerle
caso.
“No
se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi
Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo diría porque voy a prepararos
el lugar.
Cuando
yo me vaya y os haya preparado el lugar, de nuevo volveré y os tomaré conmigo,
para que donde yo estoy estéis también vosotros. Pues para donde yo voy,
vosotros conocéis el camino.
Díjole
Tomás: No sabemos a donde vas; ¿Cómo podemos saber el camino? Jesús le dijo:
YO
SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA.
Nadie
viene al Padre sino por mí. Si me habéis conocido, conoceréis también a mi
Padre. Desde ahora le conocéis y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor,
muéstranos al Padre y nos basta. Jesús les dijo: Felipe, ¿Tanto tiempo ha que
estoy con vosotros y no me habéis conocido?
El
que me ha visto a mí, ha visto al Padre, ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre?
¿No crees que yo estoy en el Padre y el
Padre en mí?
Las
palabras que yo os hablo, no las hablo de mí mismo, el Padre que mora en mí,
hace sus obras.
Creedme, que yo estoy en el Padre y el
Padre en mí; a lo menos creedLO por la
obras”(Jn. 14)
OBRAS SON AMORES Y TAMBIÉN BUENAS RAZONES
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