Jesucristo, por voluntad del PADRE, se CLAVÓ en una CRUZ el Viernes Santo para poder decir:
Ya he conseguido la REDENCIÓN de la
humanidada
Pero Jesucristo, por voluntad PROPIA quiso, quiere y seguirá queriendo CLAVARSE en cada uno de nosotros como en nuevos maderos para redimirnos.
A
Jesucristo le hubiera gustado comunicarnos que ya estamos redimidos mediante una conversación íntima y cariñosa,
un cara a cara, como la tuvo con la Samaritana y Nicodemo.
Pero
como no queremos saber lo que hizo y dijo, y por lo tanto ni le AMAMOS ni nos
puede AMAR, no tiene más remedio que hacerlo a lo vivo por aquello de que “La
letra con la SANGRE
entra.
Y
por eso permite que los clavos que atravesaron sus manos, penetren hasta llegar
a las nuestras manchadas de pecados y ensangrentadas por las muchas
adversidades y sufrimientos de esta vida.
Cuando
la SANGRE de
Cristo corra por el maltrecho madero de nuestro cuerpo, vendrán a nuestra
memoria algunos de sus los muchos consejos que nos ayudarían a CONVERTIRNOS
CONVERTIR
es según la RAE: “Hacer que alguien se transforme en algo
distinto de lo que era” y como nos cuesta tanto trabajo dejar nuestra
vida de placeres y pecados, Jesús muy a su pesar, nos ayuda permitiendo que nos
acosen muchas calamidades como cruces redentoras y así bajo su peso
recordaremos:
“Sin
mí no podréis hacer nada”
“El
que quiera ser discípulo mío, que cargue con su cruz y me siga”
“Venid
a mí todos los que andéis con trabajos y cargas y yo os aliviaré”
“El que me siga no andará en tinieblas y yo lo RESUCITARÉ en
el último día.”
MAS NO PUEDE DAR
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