viernes, 19 de febrero de 2016

¿QUÉ GANARÍAMOS JUGANDO CON JESUCRISTO

            

           Así como en las carreras de caballos, todos apuestan por el que consideran ganador y muy pocos por el perdedor y es el que llega primero, ya sabemos quiénes se llevan la  bolsa de las apuestas.    

          Pues lo mismo les sucederá a los que  jueguen con  Jesucristo, perdedor en este mundo, porque saben que es nada menos que un  Dios TODOPODEROSO.

         ¿Por qué sucede en algunos enfrentamientos deportivos en que un equipo muy inferior está perdiendo en los 89 minutos y lo gana en el  90?

           Porque uno de sus jugadores jamás ha perdido de vista el balón, y cuando lo tiene en sus pies dribla a los contrarios,y  donde pone el ojo y al compañero mejor situado, allí llega el balón y corre para situarse en mejor espacio esperando le llegue el balón y afilando el punto de mira, lo cuela por la misma escuadra.

           El que  viva sin perder de VISTA  a Jesucristo, teniéndoLO en su PENSAMIENTO y con su comportamiento DRIBLA las tentaciones y a los enemigos, viviendo al LADO de Jesucristo los 89 minutos, que eso es lo que dura la vida en la tierra, conseguirá en el último minuto la VIDA ETERNA, 

          Para poder jugar con Jesucristo con ese grado de CONCENTRACIÓN hacia ÉL nos vendrá muy bien saber o recordar cuanto nos dijo:
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         Yo soy el camino la verdad y la vida
         El que me sigue no anda en tinieblas
         Sin mí no podéis hacer nada.
         Yo soy la luz del mundo
         Yo y el Padre somos ,uno
         Quien me ve a mí ve al Padre
Yo soy la Resurrección y la vida
         Yo he vencido al mundo.
          El que come mi carne y bebe mi sangre mora en mí y yo en él

         Sepamos lo que dijeron de Jesucristo, los que JUGARON con ÉL

         Mi vivir en Cristo
         Vivo yo, ya no soy yo es Cristo quien vive en Mi
         Deseo morir para estar con Cristo (San Pablo)

Vivo sin vivir en mi y tan alta vida espero que muero porque  no muero.
         Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta. (Santa Teresa de Jesús)

         Mi alma se ha empleado, y todo mi caudal en su servicio.
         Ya no guardo ganado ni ya tengo otro oficio,
         Que ya sólo en amar es mi ejercicio.(San Juan de la Cruz)

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