jueves, 10 de mayo de 2018

¿A QUIÉN NO LE GUSTARÍA SER ALGUIEN EN LA VIDA?


       ¿Por qué cuando se dice “Vives como un cura” hay tantos jóvenes en el paro y no aspiran a ser ELEGIDOS por Dios para obtener el puesto de más categoría en la sociedad como sería ser SACERDOTE?

         Porque la juventud que es la más querida por Dios, pasa de ÉL al estar metido en un torbellino de pasiones, sentimientos, ilusiones, proyectos, aventuras y, a veces, sin un rayo de luz, sin brújula, zarandeado por toda clase de reclamos, manipulaciones e ignoran que el SACERDOTE para los que tenga fe es la MÁXIMA CATEGORIA que se puede obtener en ESTE mundo y no digamos en el OTRO.

         ¿A quién no le gustaría tener un buen amigo del Presidente del Gobierno para obtener favores?

         Pues el Sacerdote que todos los días al Celebrar la Santa Misa, tiene en sus manos nada menos que al mismísimo Dios.¿Cuántas recomendaciones puede conseguir? ¿Alguien puede dar más? 

         ¿Qué sería de nuestra salud corporal si no hubiera médicos?

         ¿Quién  podría perdonar nuestros pecados y cuidar de la salud del espíritu, a veces, tan atormentado?

         El Sacerdocio es de tal CATEGORIA que aunque sólo Dios los ELIGE  también si alguien lo desea, puede ser ELEGIDO.

         Al joven rico del Evangelio que quiso seguir a Jesucristo, al saber que tenia que dejar de ser rico, se marchó y Jesucristo lo miró con amor.

         Lo que sucede es que la mayoría de jóvenes aceptan todas las modas, idolatran a sus cantantes, siguen todas las corrientes progresistas y revolucionarias. No suelen hacer inversiones a largo plazo. Le es más fácil vivir el momento presente.

         Si no le dan a la vida una proyección de ETERNIDAD, pronto se le quedará corta. Si no caminan bajo la sombra de lo TRANSCENDENTE, morirán bajo los rayos abrasadores de lo TEMPORAL

         El joven, a veces, tiene a Dios recluido en libertad condicionada a que le dé cuanto LE pida caprichosamente y aunque Dios nos parezca un pordiosero, en SUS manos vivimos, nos amamos, nos odiamos, sufrimos, gozamos, soñamos y MORIMOS.

         Pocas veces levantamos los ojos para encontrarnos con los de Dios, que día y noche nos miran y esperan con tristeza que dejemos de clavarles los nuestros con insolencia.

         Que nuestras lágrimas mojen sus manos resecas y curtidas de tanto bregar con nuestras rebeldías.

         El que se sienta ELEGIDO por Dios, y acepte agradecido por tan gran favor, sepa que su vida será:

         Darle a DIOS su CORAZÓN
         Las MANOS  a los DEMÁS
         Y para él, lo que DIOS y los demás le quieran DAR.

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