Porque como somos pecadores, seremos siempre CULPABLES.
Por lo tanto Dios sólo nos puede INDULTAR si hemos cumplido, en parte, nuestra pena diciendo y viviendo lo del Salmista:
Por lo tanto Dios sólo nos puede INDULTAR si hemos cumplido, en parte, nuestra pena diciendo y viviendo lo del Salmista:
“Apiádate de mí, oh Dios por tu
bondad
Por tu gran misericordia, borra mi
culpa
Lávame enteramente mi delito.
Y límpiame de mi pecado.
Pues reconozco mi culpa
Y mi pecado está siempre delante de mí
Rocíame con hisopo, y seré limpio.
Lávame, y quedaré más blanco que la
nieve.
Los que hayan cometido tantas
injusticias, barbaridades y hayan sidos tan canallas que aun en este mundo, pudiéramos haber dicho que si no hubiera
infierno habría que crearlo para CONDELARNOS, ahora, ni Dios podría INDULTARLOS,
puesto que ellos se han creído ser unos
dioses
Por lo tanto, tendrán que vivir ETERNAMENTE como
lo dice el libro de la Sabiduría capítulo 5.
“Entonces estará el justo en gran
seguridad frente a los que le afligían y menospreciaban sus obras.
Al verlo se turbarán con terrible
espanto, y quedarán fuera de sí ante lo inesperado de aquella salud.
Arrepentidos, se dirán, gimiendo en la
angustia de su espíritu: “Este es el que algún tiempo tomamos a risa y fue
objeto de escarnio”
Nosotros, insensatos, tuvimos su vida
por locura y su fin por deshonra.
¡Como no contados entre los hijos de
Dios, y tienen su heredad entre los santos!
Luego nos extraviamos de la senda de la
verdad (ERGO ERRAVIMUS A VIA VERITATIS), y la luz de la justicia no nos alumbró
y el sol no salió para nosotros.
Nos cansamos de andar por sendas de
iniquidad y de perdición, y caminamos por desiertos intransitables, sin conocer
el camino del Señor.
¿Qué nos aprovechó la altanería, qué
ventajas nos trajeron la riqueza y la jactancia?
Pasó como una sombra todo aquello y
como correo que va por la posta.
Como nave que atraviesa las agitadas
aguas, de cuyo paso no es posible hallar huella, ni del camino de su quilla por
las olas.
O como ave que corta los aires, sin que
se encuentre señal de su paso, y golpea el aire ligero al batirlo con sus
plumas, y lo corta con la violencia de su ímpetu, y se abre camino con el
movimiento de sus alas, después ya no se haya señal de su paso.
Así también nosotros, en naciendo
morimos; sin dar muestra alguna de nuestra virtud, nos extinguimos en nuestra
maldad.
Sí, la esperanza del impío es como
polvo arrebatado por el viento, como ligera espuma deshecha por el huracán,
como humo que en el aire se disipa, cual recuerdo del huésped de un día que
pasó de largo.
Pero los justos viven para siempre, y
su recompensa está en el Señor, y el cuidado de ellos en el Altísimo
Por esto recibirán un glorioso reino,
una hermosa corona de mano del Señor, que con su diestra los protege y los
defiende con su brazo.
Se armará de su celo como de armadura,
y armará a sus criaturas todas para rechazar a sus enemigos.
Y la ira, como lanzada por una
catapulta, arrojará violentas granizadas, y el agua del mar se enfurecerá
contra ellos, y los ríos del todo los anegarán.
Un soplo poderoso los embestirá y los
aventará como torbellino. La iniquidad desolará toda la tierra y la maldad
derribará los tronos de los poderosos.
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