Leamos lo que nos cuenta
“Conoció el
hombre a su mujer, que concibió y parió a Caín, diciendo: He alcanzado de Yavé
un varón.
Volvió a parir y
tuvo a Abel, su hermano.
Fue Abel pastor,
y Caín labrador y al cabo del tiempo hizo Caín ofrendas a Yavé de los frutos de
la tierra, y se la hizo también Abel de los primogénitos de su ganado, de lo
mejor de ellos, y agradóse Yavé de Abel y su ofrenda, pero no de Caín y la
suya..
Se enfureció Caín
y andaba cabizbajo y Yavé le dijo:
¿Por qué estás
enfurecido y por qué andas cabizbajo? ¿No es verdad que, si obras bien,
andarías erguido, mientras que, si no bien, estará el pecado a la puerta
como fiera acurrucada, acechándote ansiosamente, a la que tú debes dominar?.
Cesa, que él siente apego a ti y tú debes dominarle a él”
Dijo Caín a Abel,
su hermano: “Vamos al campo”. Y cuando estuvieron en el campo, se alzó Caín
contra Abel, su hermano, y lo mató”
Aunque Dios le dijo a
Caín que sus tierras no le darían fruto y que tendrían que anda errante y
fugitivo.
También dijo que si alguien le matara sería siete veces vengado.
También dijo que si alguien le matara sería siete veces vengado.
Los que por
desgracia o por ley de vida, no son agraciados y enfurecidos las pagan con los
agraciados como serían los ricos etc. etc. ya saben lo que les puede esperar aquí en
la tierra y sobre todo después, porque la envidia, el odio y la venganza o la
violencia no conducen a nada.
Lo más triste y lamentable es que los que han tenido la suerte o privilegio de haber nacido en
una región o pueblo paradisíaco, dotados de muchas cualidades se están creyendo dueños absolutos del pedazo de tierra que pisan, alegando el Derecho a la Autodeterminación, que es lo que Abel pudiera haber pedido a Dios, antes de que su hermano lo matara.
Ya sabemos cómo trata Dios a los que por razones inconfesables quieran hacerse dueños de un pedazo de terreno por el hecho de estar pisándolo.
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