Porque el hecho de que un CRUCIFICADO
le prometa a un arrepentido Ladrón, que los DOS van a estar en el Paraíso HOY mismo y no al TERCER día, da VERACIDAD a
todo cuanto se cuenta en el Evangelio y nos conforta pensar lo fácil que nos
será SALVARNOS, si al menos, en el último momento de nuestra vida, decimos “Perdóname
Señor”
Porque efectivamente Jesucristo,
como Dios que era, no MURIÓ; pero como hombre, se daría a conocer al tercer día
según había prometido.
Al Buen ladrón MORIR y VIVIVIR al
mismo tiempo, fue como nos podrá sucederá
a todos los arrepentidos.
Si el Buen Ladrón CREYENDO que Jesucristo CRUCIFICADO era Dios.
¿Cómo CREEMOS cuando Jesucristo
desde la Eucaristía nos dice:
El que Come mi carne y bebe mi sangre, MORA en MÍ y
YO en ÉL.
O cuando PROMETIÓ “ Yo ESTARÉ con
vosotros todos los DÍAS hasta la consumación de los siglos”
Lo más triste y que no tiene perdón
de Dios es que todo cuanto nos DICE y PROMETE Jesucristo, que es Dios, las
tomemos como como beaterías y no como lo ÚNICO que nos puede dar algo de
FELICIDAD si lo CREEMOS y sobre todo lo VIVIMOS.
¿Quién no se podría sentir FELIZ ya
si ha recibido a todo un Dios en la Eucaristía?
¿Y si no lo ha podido recibir
sacramentalmente, pero PIENSA que
Jesucristo, como Dios, ESTÁ a su lado, día y noche?
¿Y Cuánto cuesta DISFRUTAR de todo
esto?
NADA, pero sí MUCHA FE.
Pues que no nos quejemos ni andamos
todo el día como unos desgraciados, cuando podríamos sentirnos los más felices
del mundo, porque:
Quien a Dios TIENE
NADA le falta.
Sólo DIOS basta. (Santa Teresa)
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