Esto que parece una paradoja, un
sinsentido, un error o capricho de Dios, fue por un pecado el de AMBICIÓN.
Adán y Eva, al
no conformarse a vivir como Dios se lo había ordenado y ambicionando, manipulados
por Satanás, como siempre, a llegar a ser como Dios, la muerte tuvo que tomar
cartas en el asunto para que sufriéramos las consecuencias ineludibles, como
penitencia por nuestros pecados y ambiciones y para avisarnos que las
consecuencias funestas por los pecados de los padres, también las heredan y las
sufren los hijos.
¿Por qué permite Dios que sean los hijos los que sufran
las consecuencias de los pecados de los padres por sus infidelidades,
ambiciones, caprichos, Violaciones de Género etc.?.
Es un misterio que con el tiempo, cabe la posibilidad
de que se descubra que esos inocentes han sido más protegidos por Dios.
Toda esta casi infinita creación conocida y
desconocida en la tierra y en el cosmos han salido de las manos de Dios; pero la VIDA que Dios nos da, con la
colaboración de nuestros padres, es parte de su propia ESENCIA que es el AMOR.
Por lo tanto ese AMOR que nos da Dios, es un diamante divino en
bruto y cuando Dios vea cómo lo vamos puliendo hasta el momento en que nos
presentemos ante ÉL convertidos en diamantinos, comprobaremos que ha merecido la PENA de nacer para morir.
Pero los que hayan creído que el AMOR es para usar y tirar o
sea comer, beber y disfrutar, olvidándose de Dios ambicionando y engañando para
vivir mejor que nadie, cuando se presenten, que se tendrán que presentar ante
Dios, quieran o no, maldecirán el haber NACIDO para MORIR y tener otra VIDA rabiando eternamente.
Para los que CREAN que tenemos que MORIR para vivir ETERNAMENTE felices, no tendrán MIEDO a la muerte.
Para los que CREAN que tenemos que MORIR para vivir ETERNAMENTE felices, no tendrán MIEDO a la muerte.
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