Todos sabemos que en el mundo mueren de hambre millones de seres
humanos.
¿Sabemos cuántos millones se
suicidan, precisamente por la INAPETENCIA de la vida?
Nadie, que yo sepa, se suicida
aunque esté muerto de hambre y sin embargo, muchos que viven en la abundancia,
se quitan la vida.
¿Por qué algunos que matan a su pareja y luego se suicidan o se entregan a la justicia?
¿Cómo es posible que por una discusión o altercado, que es lo que a veces sabemos, se mate y luego se suicide?
¿Sería interesante que se supieran lo que los jueces averiguan sobre los altercados que producen tales crímenes para evitarlos?
El cuerpo, aunque parezca mentira, aguanta lo que le echen.
¿Por qué algunos que matan a su pareja y luego se suicidan o se entregan a la justicia?
¿Cómo es posible que por una discusión o altercado, que es lo que a veces sabemos, se mate y luego se suicide?
¿Sería interesante que se supieran lo que los jueces averiguan sobre los altercados que producen tales crímenes para evitarlos?
El cuerpo, aunque parezca mentira, aguanta lo que le echen.
El espíritu, más refinado e
importante, al no poder soportar los ataques continuos del cuerpo, al que sólo
le han enseñado a comer y beber porque mañana moriremos, se siente tan
postergado y tan débil que no puede luchar contra las depresiones, las
angustias, los remordimientos etc, y obnubilada la razón, el cuerpo, muerto el
espíritu, se arroja al vacío.
Se hacen esfuerzos muy loables
para erradicar del mundo el hambre del cuerpo. ¿Qué se hace para la del
Espíritu?
En esta sociedad atea y
laicista en la que por principios ideológicos se niega la existencia del
Espíritu, se fomenta de tal modo la buena vida, que el hombre tan proclive al
desenfreno en todo lo que sea placer, se mete de bruces en el libertinaje, en
el sexo descontrolado, en la droga y al sentirse encadenados y no sabiendo cómo
romper las cadenas, creen que quitándose la vida, se verán libres, ignorando
que lo que le espera es la CADENA PERPETUA.
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