Aunque el Salmista dijo: "Mi auxilio me viene del Señor que hizo el Cielo y la Tierra" y no dijo cuánto le costaría, nosotros sabemos que el esperar que Dios nos auxilie tiene su precio y sabemos que lo gratis, sale caro
Porque bien claro Jesucristo dijo que si queremos vivir tranquilos tendremos que CONFIAR plenamente en Dios, como lo hacen los niños cuando CREEN que su padre es PODEROSO, que son QUERIDOS y no DUDAN ni un momento de que los LIBRARÁ porque se sienten indefensos.
Y nosotros ¿Creemos que Jesucristo que es Dios es tan
PODEROSO que nos puede librar de cualquier adversidad?
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Y que como buen PADRE nos QUIERE, Y que nos sentimos INDEFENSOS?
Para afianzar nuestra CONFIANZA en la DIVINA
PROVIDENCIA, sepamos los que Jesucristo nos dijo: (Mt.6-v.25).
“No os inquietéis por vuestra vida, por lo que habéis
de comer o de beber, ni por vuestro cuerpo, por lo que habéis de vestir.
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¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
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¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Mirad cómo las aves del cielo no siembran ni siegan, ni encierran en graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta.
¿No valéis vosotros más que ellas?
Los gentiles se afanan por todo eso; pero bien sabe vuestro Padre celestial que de todo eso tenéis necesidad.
Buscad, pues, primero el REINO de Dios y su
justicia y todo eso se os DARÁ por añadidura.”
Aun cuando creamos todo esto, no podremos evitar que el MIEDO nos atormente.
Ante esa incertidumbre e intranquilidad habrá llegado
el momento de mirar hacia ATRÁS y si se tiene buena memoria, no tendrá más
remedio que comprobar que en situaciones similares, al cumplirse lo tan TEMIDO
y no lo deseado, hemos salido ganando, porque Dios siempre escribe derecho y, a
veces, con renglones muy torcido
El tal MIEDO se debería aceptar
como el pequeño TRIBUTO que habría que pagar para poder seguir caminando un
tanto tranquilos y esperanzados y porque nos veríamos obligados
vivir CONECTADOS con Jesucristo que es lo que ÉL más quiere de
nosotros..
Todo esto lo podremos vivir PLENAMENTE cuando seamos
capaces de ABRAZARNOS a Jesucristo tan REAL y PALPABLE como lo era nuestro
padre, cuando éramos niños.
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