A Jesucristo le hubiera gustado comunicarnos que ya estamos redimidos mediante una conversación íntima y cariñosa, un cara a cara, como la tuvo con la Samaritana y Nicodemo.
Pero como no queremos saber lo que hizo y dijo, y por lo tanto ni le AMAMOS ni nos puede AMAR, no tiene más remedio que hacerlo a lo vivo por aquello de que “La letra con la SANGRE entra"
Y por eso permite que los clavos que atravesaron sus manos, penetren las nuestras manchadas de pecados y ensangrentadas por las muchas adversidades y sufrimientos de esta vida.
Cuando la SANGRE de Cristo corra por el maltrecho madero de nuestro cuerpo, vendrán a nuestra memoria algunos de sus los muchos consejos que nos ayudarían a CONVERTIRNOS.
Porque según la RAE: Convertir es: "Hacer que alguien se transforme en algo distinto de lo que era”
Y como nos cuesta tanto trabajo dejar nuestra vida de placeres y pecados, Jesús muy a su pesar, nos ayuda permitiendo que nos acosen muchas calamidades como cruces redentoras y así bajo su peso recordaremos:
Y como nos cuesta tanto trabajo dejar nuestra vida de placeres y pecados, Jesús muy a su pesar, nos ayuda permitiendo que nos acosen muchas calamidades como cruces redentoras y así bajo su peso recordaremos:
“Sin mí no podréis hacer nada”
“El que quiera ser discípulo mío, que cargue con su cruz y me siga”
“Venid a mí todos los que andéis con trabajos y cargas y yo os aliviaré”
“El que me siga no andará en tinieblas y yo lo RESUCITARÉ en el último día.”
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