Esto es lo que muchos podrán decir porque:
Efectivamente, si te persigue un toro y no corres, te empitonará; pero si
mientras huyes, REZAS con verdadera fe y confianza, seguro que no te cogerá.
¿Qué cuesta hacer esto?.
En casos similares, sí que lo hacemos, por aquello de que “Sólo nos acordamos
de Santa Bárbara cuando truena"
Pero no creo que a Santa Bárbara (en este caso a Dios) le agrade mucho que
confiemos en ÉL, sólo en casos extremos, aunque algo es algo y menos es nada.
Nuestra vida, por desgracia es una continua carrera de obstáculos que no todos
podremos saltar fácilmente y cuando en algunos, nos veamos en la
necesidad de acometerlos sin saber cómo, habrá llegado el momento de exclamar:
“Protégeme Dios mío que me refugio en TI” porque “Si el afligido invoca al Señor, ÉL lo escucha”; pero a su MODO y a su TIEMPO
“Protégeme Dios mío que me refugio en TI” porque “Si el afligido invoca al Señor, ÉL lo escucha”; pero a su MODO y a su TIEMPO
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El gran pensador Tomás
Moro, antes de su martirio a manos de Enrique VIII de Inglaterra dijo:
"Nada puede pasarme
que Dios no quiera. Y todo lo que ÉL quiera, por muy malo que nos parezca, es
en realidad lo mejor"
¿Cuántas veces, ante cualquier
adversidad grande o pequeña, pensamos y decimos: ¿Pero por qué me sucede
esto a m?
Convendría
recordar que la Virgen y San José, cuando tuvieron que huir a Egipto, no se
preguntaron si no hubiera sido más fácil que Dios eliminara a Herodes.
O que su Hijo les hubiera informado previamente para evitar que tuvieran tener andar buscándole angustiados tres días.
O que su Hijo les hubiera informado previamente para evitar que tuvieran tener andar buscándole angustiados tres días.
¿Si Dios actuó así con
sus seres más queridos. ¿Nos podremos quejar nosotros y no confiar plenamente
en ÉL?
Leamos lo que nos dice
el Libro del Eclesiástico en el capítulo 2,ver,7.
Los que teméis al Señor
esperad en su misericordia y no os descarriéis, pues vendríais a caer.
Los que teméis al Señor,
confiad en ÉL y no quedaréis defraudados de vuestra recompensa.
Los que teméis al Señor
esperad la dicha, el gozo eterno y la misericordia.
Considerad las
generaciones antiguas y ved: ¿Quién confió en el Señor que fuese confundido?
¿O quién persevera en su
temor y fue abandonado?
¿O quien LE invocó y se
sintió defraudado?
Porque piadoso y
compasivo es el Señor, perdona los pecados y salva en el tiempo de la
tribulación.
El
día que digamos y vivamos el “Yo tengo mi CONFIANZA en el Señor que hizo
el Cielo y la Tierra” gozaremos de cierta TRANQUILIDAD.
Recordemos que Dios permitió que Satanás le arrebatara al Santo Job todas
sus tierras, familia y lo cubriera de llagas todo su cuerpo y cuando su mujer
le decía que renegara de su Dios, respondía: “Dios me lo dio y Dios me lo
quitó, bendito sea”
Y el Santo Job
murió felizmente con más tierras, más familia y más años.
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