sábado, 30 de noviembre de 2019

¿POR QUÉ EL VERDADERO PODER Y PROGRESO ESTÁN EN LA HUMILDAD Y SILENCIO?

       
      
         Porque Dios con humildad las mata callando y no como lo hacen muchos que alcanza el poder sin autoridad y mucho progresismo.

        Jesucristo siendo Dios y por lo tanto Todopoderoso, Nació en un pesebre y tuvo que huir a Egipto porque ya lo querían liquidar, como siempre.

         Y que vivió pobre y humilde y fue crucificado por haberse llamado Dios, habiéndolo probado antes con sus milagros; pero Jesús, humillado, ni se defendió ni a nadie insultó y perdonó a los que les estaban crucificando.

         “El pueblo estaba mirando, y los príncipes mismo se burlaban diciendo.

         A otros salvó, sálvese a si  mismo si es el Mesías de Dios, el elegido. Y le escarnecían también los soldados diciendo:

         Si eres el rey de los Judíos, sálvate a ti mismo.

         Uno de los malhechores crucificados le insultaba diciendo:

         ¿No eres tú el Mesías? Sálvate, pues a ti mismo y a nosotros; pero el otro, tomando la palabra, le reprendía, diciendo:

         ¿Ni tú, que estás sufriendo el mismo suplicio, temes a Dios?. En nosotros se cumple la justicia, pues recibimos el digno castigo de  nuestras obras; pero éste nada malo ha hecho. Y decía:

         Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.

         El le dijo: En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso”

         Precisamente no bajó de la cruz porque estaba  para salvarnos a nosotros pecadores y desagradecidos.

       Si se humilló hasta el extremo de morir como un malhechor y como un gusano, fue para contrarrestar en nosotros tanta SOBERBIA, tanto EGOÍSMO, tantas MENTIRAS y tantas MANIPULACIONES que se hacen con los más pobres e ignorantes. 

        Y si hacemos un recorrido por la historia comprobaremos que todos los que se han creído Poderosos pregonando progresismo, han sido los más dañinos y por el contrario, los más humildes y verdaderos progresistas han sido los Santos y los grandes creadores que, a veces, mueren sin los honores merecidos

         

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