El Jesuita Pablo Guerrero Rodríguez, escribe:
“Cuando veo a una pareja de ancianos que pasean cogidos de la mano, no puedo dejar de admirar el milagro que estoy presenciando.
“Cuando veo a una pareja de ancianos que pasean cogidos de la mano, no puedo dejar de admirar el milagro que estoy presenciando.
Estoy seguro de que no se trata de un milagro
casual.
Sin duda está hecho a base de voluntad:
De Trabajo,
De Capacidad de Riesgo.
De Confianza
De Ensayo-error
De Expectativas de Paciencia.
De tantas cosas…
Es un Milagro hecho de Donación y Diálogo.
Milagro que aquellos que se casan en el SEÑOR, saben que no es fruto de la improvisación.
Está construido también a través de la ORACIÓN, de la capacidad de perdonar y de recibir el perdón, de mucho del humor y complicidad…
Amar a alguien no es solo un sentimiento
poderoso, es también una decisión, un juicio, una promesa, una tarea.
El amor no es un punto de llegada, no es un lugar de reposo, es un “taller”, es movimiento, es aventura, es crecimiento.
Es trabajo compartido, `porque amor y trabajo son inseparables.
El amor no facilita las cosas… No soluciona problemas en muchos casos.
El amor, y esto lo debemos tener claro, nos complica la vida.
Pero el amor nos abre al mundo, al otro, a nuestro yo más auténtico y a DIOS.”
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