martes, 7 de abril de 2020

LA FE ES CREER EN LO QUE NO SE VE Y EN LO INCREÍBLE QUE SE VEA.

         
             La Santísima Virgen, que es nuestra madre, no lo olvidemos, tuvo una fe rodeada de tinieblas y obscuridades increíbles.

            Cuando se le aparición el Ángel San Gabriel para anunciarle que concebiría el hijo del Altísimo. ¿Por qué no se lo comunicó el mismo Dios, puesto que era su Hijo? ¿Y lo de San José?

            Ella creyó, aceptó y esperó aun cuando le pareciera INCREIBLE todo lo que estaba viendo.

            Llegado el momento del Nacimiento, posiblemente hubiera esperado algo más que un pesebre.y lo aceptó sin rechistar.

            Tuvo que busca su hijo de 12 años durante tres días recibiendo la respuesta que recibió y luego se queda encerrado y oculto en Nazaret durante 30 años viviendo como uno de más.         
         
           A pesar de todo lo increíble, creyó en la Divinidad de su Hijo que le obligó a que hiciera su primer milagro en las Bodas de Caná.

         Durante los tres años de la vida pública de su Hijo, debió recibir toda clase de comentarios, unos a favor; pero otros muchos en contra que a cualquier otra madre le hubieran hecho dudar.

        En todo el proceso del prendimiento, condena, crucifixión y muerte, debió de sufrir la mayor crisis de fe y la noche más obscura del alma, como madre y esposa del Altísimo; pero creyó y esperó.

        Realmente nuestra madre la Santísimo Virgen recibió en su fe una “pala de cal y muchas de arena”

        Y nosotros INCRÉDULOS y a QUEJARNOS por todo.



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