viernes, 7 de enero de 2022

¿POR QUÉ LA IGLESIA PUEDE SER CRITICADA, PERO NUNCA ULTRAJADA?

             Porque ya que el criticar es lo que mejor se nos da, es lo más barato, vulgar, irresponsable y a veces lo más dañino


         Como creo que nadie se atrevería a CRITICAR a cualquier madre  

         Que únicamente deseara y manifestara que todos los hijos fueran buenos, honrados, trabajadores, cariñosos, inteligentes religiosos

 Que se llevaran bien con los hermanos, que atendieran a sus padres, que no cayeran en la droga ni en la promiscuidad sexual,

 Que no quedaran embarazadas y mucho menos que abortaran, que pudieran recibir una educación que les ayudara a conseguir todas estas virtudes y que tuvieran  la suerte de ser gobernados por personas honradas, inteligentes, religiosas y que sobre todo lo hicieran  para el bien común de todos.

¿Quién se atrevería a criticarla y no por lo de utópico que tienen sus deseos, sino porque irían en contra de la política deshumanizada y partidista de un gobierno que pondría en peligro a sus hijos para conseguir algo de esa utopía que ella desea y tiene derecho a que se les respete?

¿Quién tendría derecho a criticar a la Iglesia, que es la que desea todas estas cosas para sus hijos, puesto que es madre de todos  los creyentes y no creyentes?

Dada la libertad de  expresión, todo el mundo puede hacer críticas y si son constructivas, no sólo puede, sino que debe.

Una crítica cuando es un insulto y una amenaza, como las se están pronunciando en contra de la Iglesia: “Arderéis como en el 36”, tal expresión en como un enaltecimiento del terrorismo.

A la Iglesia o más bien a sus componentes, se les puede criticar cuando sus comportamientos o trato con los demás no estén de acuerdo con lo que la Iglesia enseña y ellos predican.

La Iglesia enseña y propone; pero jamás impone, por lo tanto deja plena libertad.

El que no la quiera seguir, allá él; pero nunca le dará derecho a critica y mucho  menos amenazar o intentar matar.


El hecho de que sea muy difícil conseguir lo perfecto, no por eso, se debe santificar y dar por bueno, lo que intrínsicamente es malo y perjudicial para el individuo y la sociedad.

Hay que reconocer que para un pastor es más cómodo y fácil  sentarse a la bartola y dejar que el ganado se meta en sembrados donde  no debe, que estar pendiente y llevarlo controlado para bien del ganado y de los campos.

Se debe aspirar siempre a lo perfecto y, al menos, trabajar para ello, porque  inevitablemente vendrá el tío Paco con la rebaja.

 Si nos predican y nos gobiernan sin principios morales y religiosos y por lo tanto en la mediocridad, acabaremos en lo rastrero.

Con esto no se llega a ninguna parte y nunca seremos una nación próspera.


No hay comentarios: