Antes de tener en nuestros brazos un nuevo ser tan deseado y
querido se tienen que dar una serie de
actos previos tan divina y humanamente organizados, como el que un padre y una
madre, dos seres tan distantes y distintos, unidos por el amor e iguales deseos
hayan procreado un nuevo ser.
Y el que una cosa tan diminuta e indefensa como la de un
bebé tenga tanto poder que no sólo se adueñe de los presentes y de los venideros porque tiene toda la vida por delante,
sino también de los abuelos a los que rejuvenece y sin la ayuda de los cuales
muchos nietos no sobrevirían, es algo verdaderamente PLANIFICADO POR Dios
Y
he aquí que muchos lo quieren ejecutar, y nunca mejor dicho, con el ABORTO
y la EUTANASIA
Entre
el Aborto y la Eutanasia
existe el SOBREVIVIR, algo divinamente perfecto.
Porque bien claro dijo Dios que para sobrevivir tendríamos
que comer con el sudor de la frente, o sea con el TRABAJO tan deseado por el
instinto innato de tener algo que hacer para no aburrirnos.
Y nosotros cuando conseguimos un trabajo lo hacemos mal o lo
aborrecemos.
Luego es evidente que Dios planifica perfectamente y
nosotros, queriendo o creyendo enmendarle a Dios la plana, prometemos
cambios sin saber cuáles, cómo ni cuándo
y empiezan a remover las aguas, por aquello de que “A río revuelto, ganancia de
pescadores” que por desgracia casi
siempre, los que más pescan son los ineptos y revoltosos.
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