Porque bien claro lo dijo Jesucristo:
“En verdad os digo, si no os volviereis y os hiciereis como
niños, no entraréis en el reino de los cielos”.
Aunque lo que dijo Jesucristo son palabras de Dios y por lo
tanto más que suficientes para ponerlas en práctica por la fe.
Veamos cuánto se parece el comportamiento de un niño con su
padre, con el que deberíamos tener nosotros con Dios, puesto que nuestra vida
temporal es una infancia comparada con la que eternamente tendremos con Dios
nuestro Padre.
Un niño siempre CREE y ESPERA que su padre lo pueda todo
porque lo AMA y se siente AMADO.
El niño con quien más quiere estar, charlar y contarle,
cuando por ejemplo le dan un premio o un fracaso es con su padre
Ante cualquier dificultad o miedo, corre a los brazos del
padre y se siente el más seguro.
Muchas veces los padres haciendo tripas corazón tienen que
negar caprichos, corregir y hasta castigar y siempre es por el bien de los
hijos y no les importa, en esos momentos, pasar por malos padres esperando que
algún día los hijos lo reconozcan.
Los padres lo que quieren de sus hijos durante la infancia
es amarlos, cuidarlos, dirigirlos a cambio de ser obedecido y amado
Es
lo único que Dios quiere de nosotros.
Así como el Niño todo lo CREE todo lo ESPERA de su Padre,
AMA y es AMADO, y está disfrutando de un anticipo de lo que podrá ser el reino de
los cielos.
El que CREA en Dios, ESPERE en Dios, y AME a
Dios sobre todas las cosas, gozará de un
reino de los cielos ya aquí temporalmente.
Difícilmente se puede gozar aquí en la TIERRA de un Reino de los Cielos, si no CREEMOS ni ESPERAMOS gozar de los del CIELO.
TODO ES CUESTIÓN DE FE
Difícilmente se puede gozar aquí en la TIERRA de un Reino de los Cielos, si no CREEMOS ni ESPERAMOS gozar de los del CIELO.
TODO ES CUESTIÓN DE FE
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