Una
persona tendrá todo el derecho del mundo de no QUERER CREER en La existencia de Dios
si después de profundos estudios científicos, filosóficos, teológicos,
históricos, sociales, religiosos, o al
no tener esa capacidad de trabajo e inteligencia; recurre a los
especialistas en la materias, no dejándose engañar ni manipular y con el mismo
deseo y honradez para alcanzar la
VERDAD, y llega a la CERTEZA,
aunque sólo sea
subjetiva, de que Dios no existe, sabiendo que no tiene pruebas para tal
condena pruebas y aplicando el "In Dubio pro REO" por los muchos
indicios razonables. Ese tal estará muy cerca de que Dios le conceda el
DON de la FE
Lo
más triste, trágico e IRRACIONAL que le puede suceder a una persona es el no
QUERER creer en la existencia de Dios por los múltiples motivos personales,
sociales, tragedias y reveses de la vida o porque no le convenga creer en un
Dios JUSTO que en su día le pueda pedir cuentas.
Ese
tal puede que llegue a declararse ATEO ignorando que eso significa nada
menos que condenar a la INEXISTENCIA de Dios, sin pruebas, cuando
ningún juez condenaría sin PRUEBAS a un reo.
¿ NI siquiera a Dios le concedería el "In dubio pro reo"
¿Nos pondríamos en la manos de un político que nos quisiera gobernar con estos antecedentes?
Los
hay que el QUERER creer en Dios lo van dejando y dejando y al final
esperan, antes de morir, tener tiempo de creer, arrepentirse y salvarse.
A Dios nadie LE engaña.
Todavía
hay algo más triste e incomprensible como es el de los muchos que se dicen creyentes y no practicantes
porque no se han molestado en conocer más a ese Dios, en el que
dicen que creen y sus vidas no concuerdan con lo que Dios manda.
También
los hay creyentes cuyas prácticas son tan rutinarias y superficiales que en
nada le ayudan a conocer y amar
íntimamente a Jesucristo que es Dios y a la Virgen que es nuestra madre.
A
todos estos puede que les suceda lo que cuenta San Lucas en el capítulo 13.
“Recorría
Jesús ciudades y aldeas enseñando y siguiendo su camino hacia Jerusalén.
Le
dijo uno: Señor ¿Son POCOS los que se SALVAN?
El
le dijo: Esforzaos a entrar por la PUERTA
ESTRECHA, porque os digo que muchos serán los que busquen
entrar y no podrán; una vez que el amo de casa se levante y cierre la puerta,
os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: Señor, ábrenos.
El os responderá. No sé de dónde sois.
Entonces comenzaréis a decir: Hemos comido y bebido contigo y has enseñado en
nuestras plazas.
El
dirá: Os repito que no sé de dónde sois. Apartaos de mí todos, obradores de
iniquidad. Allí habrá LLANTO y CRUJIR de dientes.
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